DEPORTES › KAKA, UNA DE LAS FIGURAS DE LA SELECCION BRASILEÑA
Uno de los integrantes del cuadrado mágico de Parreira se destacó en la primera fase.
› Por Cayetano Ros*
Desde Munich
Ricardo dos Santos Leite, Kaká, vive cerca de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, en Milán, donde está el Cenáculo de Leonardo. Le gusta el arte y frecuenta más la vida cultural milanesa que sus tiendas de ropa prêt à porter. En la cancha, eso sí, es pura fiesta en ese cuadrado mágico que forman Ronaldo-Adriano, Ronaldinho-Kaká.
–En la selección brasileña todos bailan menos usted. ¿Por qué?
–Porque, desgraciadamente, crecí sin saber bailar. Canto y ayudo en todo lo que puedo. Hago la batucada en cualquier parte, pero bailar... no sé.
–¿Existe una gran diferencia entre los jugadores de Río de Janeiro y los de San Pablo?
–Sí, por la vida, sí. Los de Río hacen una vida de bromas. Y los de las otras partes del país son más serios y están más por el trabajo. Pero eso no influye en la manera de jugar.
–¿Es artificial esa imagen de la “Seleçao” siempre de fiesta?
–No, es natural. Es la verdad. Cuando estamos juntos con la Selección, siempre hacemos esto: la samba, las batucadas...
–¿Expulsan así el miedo?
–La ansiedad. Porque estás concentrado y tenso y es una manera de relajarse. Nos ayuda.
–¿Cómo es la relación con Parreira?
–Es como un profesor. Tenemos un gran respeto por lo que hizo en el fútbol y en la vida. No es distante. Bromea. Nos consulta siempre cuando va a hacer algo nuevo para saber si va bien o no. Puede parecer un poco lejano, pero no es así.
–¿Propone un fútbol científico?
–No, el fútbol debe ser un poco calculado. Pero para Brasil eso es difícil, porque son todos jugadores que inventan cosas. Y es difícil meterles el método. El lo sabe y siempre nos dice: “Tácticamente, hacemos esto, pero después hagan lo que saben”.
–Pero el Brasil que ganó en Estados Unidos, en 1994, era aburridísimo.
–No tenía tantos buenos jugadores como ahora. Cuando llegaron a Estados Unidos, nadie creía en ellos. Pero aparecieron Romario y Bebeto e hicieron un gran mundial.
–Usted es un persona muy poco agresiva. ¿Se considera un pacifista?
–Un poco, sí. Quiero que las personas estén bien. No quiero pelear con nadie. Tengo la bandera de Jesús conmigo.
–Pero la agresividad se considera un valor dentro de la cancha. ¿Eso le hace sufrir?
–No, porque en el campo sí soy agresivo. Esta es una de mis grandes virtudes, pues miro siempre al arco contrario y apunto hacia allí. No me gusta jugar hacia atrás. Por lo tanto, creo que esto es, sin duda, agresividad.
–¿Son naturales esa verticalidad y elegancia suyas?
–Sí, son mis características.
–¿Se considera uno de los cinco mejores jugadores del mundo?
–Estoy entre los mejores por lo que hago en el Milan y en la Selección. Pero Ronaldinho es verdaderamente el número uno. Me gusta mucho verlo jugar.
–¿En qué puede mejorar?
–En ver un poco mejor el partido. No es fácil, cuando estás adentro, ver lo que está sucediendo. Esto es un entrenamiento que hago siempre porque es muy bonito. De vez en cuando consigo ver los movimientos que debo hacer, dónde puedo encontrar los espacios... Y, después, técnicamente, el tiro con la izquierda y el golpe de cabeza.
–¿Sus anteojos...?
–Para ver de lejos. Para jugar, uso lentes de contacto.
–¿A quién se parece más? ¿A su ídolo, Raí, o al hermano, Sócrates?
–A Sócrates. Pero yo, cuando era pequeño, veía jugar a Raí, mi ídolo de aquel equipo del San Pablo. Es mi ejemplo como jugador.
–¿Qué Brasil es más fuerte? ¿Aquél o éste?
–Es pronto, pero el actual me parece un gran Brasil.
–José Pekerman, el seleccionador argentino, ha dicho que ustedes son los únicos favoritos.
–No, somos uno de ellos. Alemania, Italia, Inglaterra, Francia, España, Argentina, Portugal... Todas estas selecciones, con una historia en el fútbol, deben ser miradas con respeto.
–¿Qué le parece el Mundial?
–No ha habido muchos buenos partidos en el Mundial. Pero pienso que la Argentina está muy bien, y España también se presentó con calidad. Además de Brasil, por supuesto, que en mi opinión está jugando muy bien.
–¿Le temen a la Argentina?
–Nunca. Siempre es lindo jugar contra Argentina, porque hay una rivalidad grandísima.
–Parreira, en una charla, les dijo que ustedes tienen tantos “huevos” como los argentinos. ¿Por qué?
–Porque son estilos de juego. Brasil es un poco fútbol-show y Argentina, Uruguay y otros países de Sudamérica practican un fútbol un poco malo y buscan la maldad, la garra... A nosotros eso no nos gusta. Es una cuestión cultural.
–Más allá de ganar, ¿está Brasil obligado a jugar bien?
–Siempre estamos presionados para jugar bien. No sólo por el entrenador, sino también por la prensa, por los hinchas... Por la historia, estamos obligados a ganar y a jugar bien. Si no, hay una gran desilusión. Esto es un problema para los jugadores, que tenemos una enorme responsabilidad.
–Técnicamente, ¿están lejos de los demás?
–Ahora tenemos grandes futbolistas, como Ronaldinho; como yo, que he hecho una gran campaña; como Ronaldo, que siempre tiene un gran nombre; como Robinho.... En otras selecciones también los hay, aunque no tantos.
*De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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