› Por Juan Sasturain
Desde la casa
Fueron lindos partidos los de ayer: usaron los arcos, sacaron un montón de veces del medio. Al final me dio un poco de lástima, porque de los cuatro equipos que jugaron, alguno más merecería haber pasado a cuartos. Es decir: no se deberían haber enfrentado entre sí a esta altura. Lo de Ghana-Brasil era lógico, resultó casi inevitable que se cruzaran. Pero si los aletargados franceses –que bien que se despertaron ayer– hubiesen ganado su grupo como debían, habrían jugado contra Ucrania, y España contra Suiza. Y, con lógica y un poco de suerte para el lado del fútbol, hubieran pasado los dos. Y ahora Italia se las vería en cuartos con los españoles y no con los muchachos de Shevchenko. Pero eso –como decía el General– es “lo que hubo de haber habido”. Y uno no es nadie para quitarle la alegría y el valor del triunfo logrado por los ucranianos con toda honestidad y tres penales bien ejecutados. Que San Goyco –nuestro patrono protector en el noventa– me perdone si me atreviera a empañar ese festejo. Pero es cierto que si los partidos del lunes fueron horribles, los de ayer fueron otra cosa. Ninguna maravilla, pero todos jugaron al fútbol, no a esa cosa tan fea y aburrida que no se sabe qué es...
Brasil ganó bien. Y Ghana ratificó que tiene juego, convicciones y se la banca. El trámite, para Brasil: un lindo y limpio gol de salida y otro buen gol al final del primer tiempo, pero en offside, tras salvarse de un empate que hubiera estado más cerca de lo que pasaba. El tercero llegó al final del partido, con todos ya relajados. Es decir: no hubo diferencia de tres goles, para nada. Pero tampoco es culpa de este Brasil mañero y añoso si Ghana necesita veinte llegadas francas para embocar media o si se regala en defensa por ir con mucha gente al ataque o por no escalonarse bien a la hora de marcar en el fondo ante tipos que saben, como el Gordo & Cía. En algún momento de la transmisión de Ghana-Brasil, Bilardo comentó que los africanos jugaban bien pero “sin arco”. No es cierto. Sí es cierto que algunos juegan con un arco solo, el propio, y es mucho peor. Ayer, Ghana llegó, tocando, a posiciones de disparar al arco sin oposición muchas más veces que la mayoría de los equipos del Mundial. Las dilapidó. Pero sigo creyendo en el negro porvenir del fútbol, con la camiseta que sea.
Y ganó bien Francia también. El Sub 35 remontó un 0-1 que no se merecía -aunque el penal fue legítimo: muy bueno el árbitro tano– en un partido de ajedrez muy trabado y con la cancha acortada al máximo por la guillotina de la línea de fondo española, que decapitó media docena de veces a Henry pero no pudo siempre. Una vez el valiente Ribery y otra el maestro Zinedine, sobre el final, zafaron del achique y los boletearon con definiciones de calidad. Y en el medio de la cancha y del partido –claro-, estuvo el oscuro, el temible, el que hizo el pase del primer gol, el que cabeceó en el segundo: Vieira, la fiera.
Se viene un Brasil-Francia. Qué lindo, van usar los arcos.
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