Vie 30.06.2006

DEPORTES  › ALEMANIA, CUARTO INVERSOR EXTRANJERO EN ARGENTINA

Un rival que es también uno de los mejores socios comerciales

La caída del Muro los alejó de las privatizaciones, pero hoy es el segundo inversor europeo, detrás de España. También compraron bonos de la deuda...

› Por Fernando Krakowiak

El rival que hoy enfrenta Argentina es recordado fundamentalmente por las finales mundialistas de 1986 y 1990 en las que se lo enfrentó. Karl-Heinz Rummenige, Rudi Voeller, Lothar Matthaeus, Andreas Verme y Jürgen Klinsmann, el actual técnico alemán, son los jugadores más destacados de aquella época. Sin embargo, a Alemania no sólo se la asocia con el fútbol, sino también con empresas tradicionales como Volkswagen, Mercedes Benz, Bayer y Siemens, que operan en el país desde mediados del siglo pasado y a las que luego se les sumaron otras compañías como Edding, Knauf, Isenbeck, Shering, Merck y Wintershall Energía. Según la consultora Abeceb.com, el año pasado los alemanes anunciaron inversiones en el país por 764,9 millones de dólares, siendo sólo superados por España, Estados Unidos y Canadá. Los datos demuestran que nuestro clásico rival también es, paradójicamente, uno de nuestros principales socios comerciales.

Alemania no participó del proceso de privatizaciones iniciado a comienzos de los ’90, porque la caída del Muro de Berlín la obligó a focalizarse en sus mercados locales. Sin embargo, el 9 de abril de 1991 el presidente Carlos Menem firmó con su par germano Richard von Weizsacker un Tratado de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones para seducir a los empresarios teutones. Eso posibilitó que entre 1991 y 1996 invirtieran en el país 450 millones de dólares en forma directa, el doble de lo alcanzado en el mismo lapso de cada una de las tres décadas anteriores.

Durante la década del ’90 se radicó la cervecera Isenbeck (1994), Merck compró el laboratorio Volpino (1996), Mercedes Benz amplió su planta en González Catán (1996), Volkswagen invirtió en la productora de cajas de cambio Transax, Knauf desembarcó con sus fábricas de placas de yeso (1998), la petrolera Wintershall se sumó a la construcción del Gasoducto Cruz del Sur (1999) y Siemens se quedó, también en 1999, con el 60 por ciento de Itrón (Pago Fácil y la transportadora de caudales Brinks). Un año antes la misma empresa había ganado una licitación para confeccionar los DNI, pero el gobierno de la Alianza anuló el contrato por sospechas de corrupción, lo que motivó que la compañía demandara al Estado argentino por 500 millones de dólares ante un tribunal internacional.

Los alemanes también se tentaron con los bonos de la deuda externa argentina, incentivados por los bancos y por el propio canciller alemán Helmut Kohl quien, cuando visitó la Argentina en septiembre de 1996, aseguró que el camino de reformas iniciado por Menem “será coronado por el éxito”. Finalmente, el éxito no llegó. Argentina devaluó su moneda y declaró el default de la deuda. Los bonistas alemanes hicieron un fuerte lobby para que no se les aplicara una quita e incluso cuando ésta era inevitable algunos no la aceptaron y todavía reclaman.

Las inversiones se frenaron durante la crisis, pero en los últimos años los capitales alemanes volvieron al país. En 2004 el 44 por ciento de la inversión extranjera directa provino de Europa y Alemania se quedó con el segundo puesto detrás de España, lugar que aún conserva. También ocupa una posición privilegiada en la balanza comercial argentina. En 2005 los alemanes compraron mercaderías por 867 millones de dólares, fundamentalmente minerales y carne. Mientras que desde allí se importaron bienes por 1335 millones, entre los que se destacan automóviles, productos electrónicos y bienes de capital.

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