José Pekerman finalizó ayer su ciclo en el seleccionado argentino después de un año y nueve meses de trabajo, el más corto de los últimos 32 años del equipo nacional. Pekerman asumió en septiembre del 2004, en reemplazo de Marcelo Bielsa, con la particularidad de no haber dirigido nunca un equipo de Primera. Desde entonces, hasta ayer, condujo al seleccionado mayor durante 28 partidos, de los cuales ganó 16, empató seis y perdió seis, consiguiendo 53 goles a favor y 32 en contra. A partir de ahora, todos los interrogantes estarán centrados en el futuro conductor para la Selección, que el año próximo intentará revertir la imagen exhibida ayer en Berlín, con la disputa de la Copa América que se celebrará en Venezuela.

El gran trabajo realizado con los seleccionados juveniles le dieron a Pekerman la posibilidad de continuar con la tarea que había iniciado Bielsa, quien precisamente había sido elegido por Pekerman, cuando éste ocupaba el cargo de coordinador de los seleccionados argentinos. El ex futbolista de Argentinos llegó a la AFA en 1994, cuando Julio Grondona decidió separar los cuerpos técnicos de mayores y juveniles. Los tres títulos mundiales conseguidos por el conjunto Sub-20 –en Qatar ’95, Malasia ’97 y Argentina ’01– no tuvieron continuidad en la carrera de Pekerman al frente del plantel superior.

De todas maneras, la formación de jugadores menores fue su mayor mérito. Y aquellos chicos fueron los que representaron al equipo en Alemania y hoy se desempeñan en las mejores ligas del mundo. Jugadores del actual seleccionado como Sorin, Cambiasso, Riquelme, Aimar, entre otros, también estuvieron bajo sus órdenes en esas formaciones juveniles. Incluso el Mundial Sub-20 obtenido el año pasado en Holanda, con Messi como jugador más destacado, fue supervisado por Pekerman, que eligió a Francisco Ferraro para que ocupara el lugar de Hugo Tocalli, su principal colaborador.

Cuando Pekerman llegó al cargo, hasta el propio Diego Maradona dudó de su designación. “Es un buen conductor de juveniles, pero los mayores son otra cosa”, llegó a decir el ex futbolista. La ilusión de este nuevo ciclo se inició el 9 de octubre de 2004, cuando Argentina derrotó 4-2 a Uruguay, por las Eliminatorias, con una muy buena demostración en la cancha de River. Sin duda, uno de los mejores recuerdos de este período será la victoria 3-1 ante Brasil, en otro duelo clasificatorio para el Mundial. Pero también haber mejorado el desempeño argentino al llegar a cuartos de final en Alemania, luego de la frustración en Corea y Japón. Además de algunos amistosos, el otro certamen de relevancia que dirigió Pekerman fue la Copa de las Confederaciones, el año pasado también en Alemania, donde perdió 4-1 el partido decisivo ante Brasil.

La intención de llevar adelante su filosofía de buen juego y actitud correcta, dentro y fuera de la cancha, fue el distintivo que identificó a los equipos de Pekerman. Por ello, los cruces de palabras entre los jugadores argentinos y alemanes ayer deslucieron un tiempo donde la caballerosidad fue un emblema. Ese trato amable y considerado que les ofrecía a los juveniles lo trasladó a los mayores, que vivían un clima distendido en la concentración de Herzogenaurach.

Pekerman decidió irse luego de la definición por penales, pero seguramente su presencia en los planteles argentinos será recordada de la mejor manera.