Pasó una nueva prueba, sin problemas y con absoluta solvencia. Logró la clasificación para los octavos de final y quedó a una victoria de adjudicarse la zona. El presente de la Selección Argentina es el mejor en el Mundial de básquetbol luego de la contundente victoria 96-54 sobre Venezuela, que apenas fue rival en el primer cuarto, cuando el equipo de Sergio Hernández todavía no había mecanizado sus movimientos. Luis Scola, autor de 17 puntos en el arranque del juego, y Walter Herrmann, nuevamente goleador del equipo con 25 tantos, resultaron los jugadores más determinantes del campeón olímpico. Mañana a la 1, Argentina buscará el primer puesto cuando se enfrente a Nigeria (televisan Canal 7 y TyC Sports).

El comienzo de Argentina fue muy malo, con muchas falencias en ofensiva que le impidieron tomar distancia en el marcador, por más que en defensa podía controlar a los venezolanos. Por eso, el 10-10 parcial a falta de dos minutos era la mejor prueba del mal momento argentino, que sólo encontraba desequilibrio a través de Scola. Una buena ráfaga en el cierre, con un triple de Delfino sobre la chicharra, permitió irse al primer descanso con 8 puntos de diferencia (18-10).

A partir de allí el juego entró en una marcada disparidad, con Argentina dominando todos los aspectos del juego, excepto la lucha en los rebotes, rubro en el que Venezuela pudo discutir el dominio. Pero con una gran defensa en la primera línea, corriendo en el contragolpe y una excelente secuencia de pases en los ataques estacionados, la Selección empezó a acumular ventajas. Y con el ingreso de los suplentes, las diferencias comenzaron a acentuarse todavía más. La asfixiante marca de los campeones olímpicos apenas permitía tiros venezolanos, casi siempre forzados y apurados por el reloj.

Con el correr de los minutos, la ventaja argentina superó los 20 puntos y un ratito después los 30. A esa altura, los titulares de Hernández ya descansaban, sobre todo Andrés Nocioni, que sufrió una torcedura (ver aparte). Más tarde, con el goleo de Herrmann, la diferencia rompió la barrera de los 40 tantos y llegó a superar los 50 a falta de menos de cinco minutos. Tan abismal era la distancia, que Argentina llegó a ganar por 52 puntos. Sobre el final, la intensidad bajó un poco, lo que permitió que Venezuela redujera un poco la diferencia, sólo para decorar el resultado final. El análisis no da para demasiado. Como ante Líbano, Argentina debía mostrar su abrumadora superioridad y lo hizo. Con la yapa de que logró la clasificación, de que tiene todo servido para ganar el grupo y de que pudo rotar a todo su plantel. Un panorama inmejorable de cara a la parte más trascendente del certamen.