Sáb 28.10.2006

DEPORTES  › FERRARI PERDIO A TODAS SUS ESTRELLAS

El dream team de la Fórmula Uno es parte de la historia

Junto con el retiro de Michael Schumacher, el equipo italiano también deberá asimilar la partida de otros pilares de su éxito.

› Por Gonzalo Espariz

Michael Schumacher, Jean Todt, Ross Brawn, Paolo Martinelli y Rory Byrne llevaron juntos a Ferrari a lo más alto de la Fórmula 1. Hoy, a menos de una semana de cerrar la temporada 2006, los hombres que firmaron la mayor hegemonía que jamás conoció la máxima competición del motor son ya un ex equipo.

Tras casi diez años de trabajo conjunto, cada integrante del “repoker” de oro de la escudería italiana inició un camino distinto. Schumacher se retiró de los circuitos y de su futuro sólo se rumorea que podría ser “consejero estratégico” del equipo; Todt fue nombrado gerente de Ferrari; Brawn se tomará al menos un año sabático y Martinelli, según anunció ayer el presidente de Fiat, Luca Di Montezemolo, será el “padre” de la nueva gama de motores nafteros del grupo.

La “Scuderia” llevaba ya tiempo preparando el relevo internamente, pero en público todo llegó de golpe. A partir de la semana que viene el único nexo con el “antiguo régimen” será Todt, que seguirá realizando interina y provisionalmente su labor como director general de la rama deportiva de la marca del “cavallino rampante”.

La era que se cierra tiene ganado un hueco preponderante en la historia de la Fórmula 1. Juntos recuperaron el orgullo de una marca legendaria y única en el mundo, concebida para competir y ganar, pero que a su llegada llevaba tres lustros sin levantar un trofeo. A su marcha, dejan en las vitrinas de Maranello seis títulos mundiales de constructores y cinco de pilotos, todos consecutivos. Desde la creación de la Fórmula 1 en 1950, nadie dominó con tanta superioridad y durante tanto tiempo. Paradigma de ello fueron las temporadas 2002 y 2004, cuando los bólidos rojos ganaron 15 de las 17 y 18 carreras del año.

Todo comenzó cuando Di Montezemolo, entonces presidente de Ferrari, nombró a Todt en 1993 jefe de la joya de la firma, el equipo de Fórmula 1. El antiguo copiloto y exitoso jefe del equipo Peugeot de rally recibió vía libre para hacer y deshacer a su antojo. El primer ingrediente fue el dinero. El presupuesto de Ferrari bajo el mandato de Todt llegó a rozar, según estimaciones de los expertos, los 450 millones de dólares. El segundo fue el capital humano. Todt se dedicó a reclutar a los mejores para cada puesto clave en el equipo: el piloto, el motor, el diseño del coche, la técnica y la estrategia.

Así, en 1995 ascendió a jefe de motores a Martinelli, procedente de otra rama de la firma y el único italiano del “dream team”. En 1996 fichó al inglés Brawn como director técnico y “gurú” estratégico y al alemán Schumacher como su piloto estrella, ambos con dos títulos mundiales en el bolsillo tras su paso por Benetton. A finales de 1997 se cerró el círculo con el fichaje del diseñador sudafricano Rory Byrne, entonces disfrutando de un retiro dorado en Tailandia tras una exitosa carrera en Fórmula 1. Byrne fue curiosamente también el primero en dar el paso al costado, y desde el 2005 actúa sólo como consejero del equipo, papel que acaba de renovar hasta el 2009.

Ya tenía a los mejores profesionales, y Todt se afanó en la tercera clave del éxito: división de funciones y trabajo en equipo. Como una maquinaria perfectamente engrasada, cada una de las “estrellas” se centró en hacer lo mejor posible su papel, y durante sus años de trabajo en conjunto jamás se les conoció un enfrentamiento o un roce público.

Los éxitos –que se resistían desde 1979– tardaron, pero llegaron. En 1999 se abrió con el título de marcas, y en el 2000 comenzó la orgía de triunfos: entre el 2000 y el 2004 ganaron 57 de las 85 carreras que disputaron, más todos los títulos de pilotos y constructores. En el primer lustro del siglo XXI sumaron casi la mitad de los triunfos que en los 50 años anteriores.

Y a pesar de que en el 2005 llegó el fracaso con un coche mal concebido, de que en el 2006 se acabaron pagando los errores del inicio y de que todos cierran su etapa inclinando la cabeza ante un equipo como Renault con menos presupuesto y tradición, todos se marchan como amigos. “Tengo que dar las gracias a Ross (Brawn), para mí siempre será una referencia. Y le deseo lo mejor a Paolo (Martinelli), al que tengo en muy alta estima”, dijo Schumacher. “Fueron años extraordinarios tanto en el frente profesional como el humano. Los importantes logros llegaron como resultado de los valores instalados en nuestra familia”, agregó Todt, que cuenta 60 años.

“Todo el mundo sabe que Ferrari es una leyenda, pero aún más importante es la gente que trabaja aquí. Demostraron una extraordinaria profesionalidad, lealtad, motivación y pasión por su trabajo. Son unos seres humanos excepcionales”, añadió Brawn, que se toma la pausa con 52 años. “Dejaré parte de mi corazón en Maranello. Un fantástico equipo formado por gente excepcional tanto en lo profesional como en lo personal”, sentenció Martinelli, que deja Ferrari con 54 años.

Sus sucesores ya tienen nombres y apellidos: Kimi Raikkonen, Stefano Domenicalli, Mario Almondo, Gilles Simon y Aldo Costa. Pero ellos tienen todavía que formar un equipo. El mejor, el de los “cinco magníficos” Schumacher-Todt-Brawn-Martinelli-Byrne, ya es historia.

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