Dom 14.07.2002

DEPORTES  › MACRI, CON DESTINO POLITICO INMEDIATO, QUIERE IRSE CON UN TRIUNFO

Y Boca se arma para salir campeón...

Las expectativas son de máxima. Los desafíos, muy acotados: para el técnico, salir campeón de algo antes de fin de año; para el presidente, desembarcar en la política –tras la conducción boquense– como ganador.

› Por Adrián De Benedictis

El mundo de Boca no acepta concesiones. Ante el comienzo de una nueva temporada, el club de la Ribera parece estar más obligado a consagrarse en este 2002, luego de dos años de sequía a nivel local. Pero más allá del reencuentro con la felicidad, el título servirá para cerrar con mayor éxito el gobierno presidido por el ingeniero Mauricio Macri, antes de iniciar definitivamente su carrera política. Por estas horas, el presidente de la entidad parece haber dejado atrás la posibilidad de candidatearse para Jefe de Gobierno de la Ciudad, para lanzar su campaña para Presidente de la Nación, con la mira puesta en las elecciones que se realizarán en marzo del año que viene. De esa manera, si Boca vuelve a llegar a la cima, sería el mejor escenario para el despegue del empresario.
Para intentar adueñarse del torneo Apertura que comenzará el próximo viernes 26, Boca realizó varias incorporaciones debido al éxodo de sus principales referentes. Hasta el momento dejaron la institución jugadores como Juan Riquelme, Cristian Traverso, Mauricio Serna, Walter Gaitán, Oscar Córdoba, Julio Marchant, Jorge Martínez, Antonio Barijho, Alfredo Moreno, Nahuel Fioretto, Joel Barbosa, Juan Aróstegui y Facundo Imboden. Sin duda, en este grupo se encuentran varios de los principales protagonistas del brillante ciclo encabezado por Carlos Bianchi. Pero la lista podría agrandarse con Marcelo Delgado, José Calvo, Clemente Rodríguez, Ariel Carreño y Héctor Bracamonte.
En ese marco, para cubrir las ausencias arribaron Raúl Cascini, Ezequiel González, Matías Donnet, Raúl Estévez, y hoy retornaría Hugo Ibarra, después de su paso por el Porto de Portugal. A ellos podrían sumarse el defensor Mauricio Pineda, y un delantero que sería el Pampa Roberto Sosa. La incógnita radica en saber si estos nuevos nombres podrán acomodarse rápidamente a las exigencias del club. Por sobre todo, la partida más significativa es la de Riquelme, luego de su extensa novela con el Barcelona español. Para ocupar esa posición, todo parece indicar que González será el encargado de generar el juego en ataque, algo que Riquelme hacía con suma facilidad. El ex Central y Fiorentina ha mostrado talento suficiente en sus clubes anteriores, aunque habrá que ver cómo responde con la nueva camiseta.
Pero la obsesión por el título también será disparador para resolver la continuidad del director técnico Oscar Tabárez. El uruguayo finaliza su vínculo con Boca a fin de año, y no reencontrarse con la gloria en este segundo semestre sentenciaría su alejamiento definitivo. Sin ir más lejos, algunas versiones anuncian que los primeros cuatro partidos del campeonato serán decisivos para el entrenador. En ese tiempo, Boca enfrentará a Chicago, Unión, Banfield y Estudiantes. Luego, asumirá el primer clásico ante San Lorenzo. Curiosamente, en diciembre se cumplirán diez años del torneo que Boca ganó con Tabárez, luego de 11 años de espera.
La intención del uruguayo es poder adjudicarse uno –se está analizando la concreción de la Copa Panamericana– de los certámenes, para poder posicionarse en busca de su mayor anhelo: la Copa Libertadores de 2003. La última vez que Tabárez estuvo más cerca de la final en el torneo sudamericano junto a Boca fue en 1991, cuando se despidió en semifinales ante Colo Colo de Chile, en un encuentro que terminó en escándalo.
Teniendo en cuenta que River es el actual campeón del fútbol argentino, luego de ganar el pasado Clausura, Boca sólo podría calmar las ilusiones de sus hinchas con la consagración. Para colmo, los últimos superclásicos no le fueron favorables, y la larga racha positiva parece alejarse lentamente. Por ello, el enfrentamiento de la decimocuarto fecha en el estadio Monumental, será aún más trascendente para los simpatizantes de Boca.
Por todo eso, la obsesión por el campeonato está más presente en la cabeza de todo Boca. Comenzando por Macri, que pretende terminar deplasmar el orden empresarial para la conducción de los clubes. Como serán sus últimos meses al frente del club, el título también sería utilizado para allanarle el camino a sus seguidores, con Pedro Pompilio como principal ladero. Considerando que las elecciones presidenciales se desarrollarán en diciembre de 2003, las internas políticas comenzarán a calentarse precisamente a fin de este año.
Atrás de Pompilio se encolumnaría el ex tesorero Orlando Salvestrini, que dejó ese cargo luego de un fuerte enfrentamiento con los jugadores, que desató un duro cruce verbal en Brasil, cuando Boca accedió a la final de la Copa del año pasado. En aquella oportunidad, los jugadores habían preparado remeras con inscripciones agresivas en alusión a Salvestrini. El directivo agrandó el conflicto considerando que los futbolistas pretendían demasiado dinero en concepto de premios. Por otro lado se posicionarían Gregorio Zidar y Marcelo London, dos hombres de Macri que hace dos meses decidieron despegarse de la conducción del ingeniero, luego de quedar expuestos por negociaciones por distintos jugadores. El punto culminante fue cuando ellos hicieron todas las tratativas para sumar al paraguayo José Cardozo, y al mismo tiempo Macri anunciaba la llegada de Abel Balbo. El ahora ex jugador jugó la segunda fase de la Copa Libertadores pasada, que finalizó con la eliminación ante Olimpia.
Además, no hay que descartar al gerente del Banco Credicoop, Carlos Heller, que siempre sigue de cerca lo que sucede en el club que lo tuvo como vicepresidente de Antonio Alegre. Desde que llegó Macri a la presidencia, Heller reveló en muchas oportunidades los desajustes financieros que se iban sucediendo, y nunca mostró desinterés por volver a la conducción de Boca.
Los tiempos se acortan y en sólo cinco meses Boca vivirá situaciones extremas. Por ello, la ansiedad por el campeonato causará efecto directo en varios frentes. Y en este momento, nadie puede asegurar cómo será el futuro si el final no es el esperado.

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