El delantero de River Ariel Ortega no se presentó ayer por segundo día consecutivo al entrenamiento de su equipo, sin conocerse las razones, y cobró más fuerza el rumor de que podría abandonar la actividad. El jugador se había tomado en octubre último una licencia de una semana para tratar un problema personal, y a partir de ese momento surgieron los primeros comentarios referidos a su retiro. Sin embargo, Ortega se reincorporó a las prácticas, le hizo un golazo a San Lorenzo cuando River se impuso de local 5-0 y empezó a pelear por un lugar entre los titulares. Pero el jujeño volvió a faltar el martes a la práctica y renacieron las sospechas sobre su retiro, posibilidad que creció un poco más ayer.

“Hola, profe”, escuchó tras un día de silencio el preparador físico Alejandro Kohan. Era la voz de Ortega, que recién ayer por la mañana volvió a comunicarse con el cuerpo técnico. Ortega usó una vez más como interlocutor al preparador físico, quizás el hombre que más lo cuida dentro del círculo del cuerpo técnico, además del propio Daniel Passarella. Teniendo en cuenta la buena relación que entablaron desde que el jugador regresó de Newell’s, el preparador físico se convirtió en un apoyo fundamental tanto dentro como fuera del vestuario.

Kohan fue uno de los primeros en darle una mano apenas se conoció su adicción al alcohol y hasta se juntó con algunos especialistas para abordar el problema del futbolista.

Ante una nueva recaída de Ortega, la idea del cuerpo técnico es aconsejarlo para que no se apure en dejar el fútbol. De todos modos, ésta no es una decisión que se haya madurado a fondo. “Con Ariel nunca se sabe. Capaz que ayer le comentó a alguien que quiere largar, pero por ahí mañana (por hoy) aparece en el entrenamiento y se convence de que debe seguir”, contó alguien cercano al jugador.

“Conociéndolo, creo que Ortega quiere ganar esta guerra personal”, insistió Rodolfo Cuiña, dirigente del Consejo de Fútbol y uno de los principales impulsores de su vuelta. “Queremos lo mejor para él y le daremos una mano. Pero esta vez no sabemos bien por qué no vino”, explicó ayer el arquero Juan Pablo Carrizo.

Sin embargo, Julio Macchi, vicepresidente del club, dejó entrever que en el club no se sorprenderían si Ortega decide retirarse. “En el club está bien atendido y tiene el apoyo de todos, pero si ése es el mejor camino para superar su problema, bienvenido sea. Con gran dolor, pero siempre uno opta por el mal menor”, deslizó Macchi.

Mientras tanto, Passarella elige por aguardar una resolución. Aún no se sabe si “bancará” a su hijo futbolístico en cualquier decisión que tome, aunque él ya le avisó que lo tiene en cuenta para el 2007. Pero no depende de él y sólo Ortega conoce su futuro. El próximo compromiso de River será el domingo, cuando reciba a Chicago.