Mar 26.12.2006

DEPORTES  › LA LIGA YA NO DOMINA EL PANORAMA MUNDIAL

La globalización de la NBA le resta calidad y jerarquía

› Por Alberto Bravo

El básquetbol asistió a un año revolucionario: no sólo porque España conquistó el Mundial de Japón, sino porque ese certamen volvió a poner en evidencia la crisis de la selección estadounidense, que ya no es intocable. España tomó la bandera del básquetbol FIBA (el que responde a las reglas de la Federación Internacional de Básquetbol) y se encargó de confirmar en Japón que los muros cayeron, que existe vida más allá del “Planeta NBA”. La selección de Pepu Hernández tomó el testigo del éxito logrado por Argentina en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y asestó un duro golpe al orgullo de Estados Unidos, que vivió su segunda debacle consecutiva.

Grecia bajó de la nube a Estados Unidos al derrotarlo por 101-95 en las semifinales después de ofrecer una enorme lección de básquetbol, llena de variantes tácticas, que desconcertó al equipo norteamericano, poniendo en evidencia sus muchas carencias.

Porque Estados Unidos acudió a Japón después de realizar un trabajo previo mucho más serio que el efectuado para los Juegos Olímpicos de Atenas. Y la selección de jugadores fue todo un lujo, con la presencia de megaestrellas como Dwyane Wade, LeBron James, Carmelo Anthony, Elton Brand y muchos más.

Pero Grecia le dio una soberbia lección al actuar como un verdadero equipo, que es la mayor asignatura pendiente de la selección estadounidense. Otras cuestiones a mejorar son el conocimiento del juego y el control del ego. Un detalle lo demuestra: la selección estadounidense dejó Japón a la carrera, sin asistir a la ceremonia de entrega de medallas.

España jugó la otra semifinal del torneo, que también fue vibrante, y donde ganó por 75-74 a una Argentina que tuvo el partido en su mano, con un tiro final de Andrés Nocioni que escupió el aro para alivio de los españoles. Con todo, el partido dejó una agridulce resaca para la selección de Pepu Hernández con la lesión de Gasol, quien sufrió una fractura parcial de su pie izquierdo en los últimos segundos del encuentro, una lesión que precisó cirugía. El pivote de los Memphis Grizzlies reapareció en el final del año.

Las dudas surgieron en el siempre derrotista entorno español, pero la selección de Hernández se sobrepuso a la inconveniencia y arrolló a Grecia, zarandeada por un huracán. España venció por 70-47 y Gasol se llevó el premio al Jugador Más Valioso (MVP) del torneo después de completar una media de 21,3 puntos y 9,4 rebotes por partido.

España no sólo conquistó el Mundial, sino que transmitió unos valores tan ejemplares como escasos en el actual deporte profesional. Fue un grupo solidario, lleno de jugadores tan carismáticos como sencillos, con valores como Gasol, José Manuel Calderón, Sergio García, Jorge Garbajosa o Juan Carlos Navarro. Lograron una identificación absoluta con un país, que vibró como nunca con el básquetbol.

Al tiempo, la NBA confirmó su acentuada internacionalización, la predisposición desacomplejada a la llegada de jugadores nacidos fuera de las fronteras estadounidenses. Así, el italiano Andrea Bargnani se convirtió en el primer jugador europeo en ser el número 1 del “draft”, elegido por Toronto Raptors.

El alemán Dirk Nowitzki es una megaestrella indiscutible en la Liga Profesional, mientras Gasol disputó su primer “All-Star”. Además, los argentinos Emanuel Ginóbili y Fabricio Oberto son titulares indiscutibles en los San Antonio Spurs, un claro aspirante al anillo. Y el pivote chino Yao Ming, de los Houston Rockets, es en estos momentos el primer aspirante a MVP de la temporada, aunque ayer se fracturó la mano.

Otros jugadores se están abriendo paso en la Liga. Andrés Nocioni, el santafesino de los Chicago Bulls, mejora cada día y está próximo a firmar un gran contrato. Los españoles Jorge Garbajosa, de los Raptors, y Sergio García, de los Portland Trail Blazers, cada vez tienen más importancia. Y Bargnani tiene aspecto de futura superestrella.

Por su parte, la NBA asistió a la consagración de Dwyane Wade como la mayor estrella actual del deporte profesional estadounidense. El escolta es lo más parecido que ha dado el básquetbol a Michael Jordan desde la retirada de éste, y lideró a los Miami Heat hacia un inesperado anillo.

Fue la nota más destacada de una NBA enferma, atascada en su monstruosidad y en el predominio del físico sobre el talento. La nueva generación liderada por jugadores Wade, LeBron James o Carmelo Anthony tiene una misión por delante: reparar su dañada imagen a los ojos de todo el mundo.

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