DEPORTES › CLAUDIO MORRESI, SECRETARIO DE DEPORTE
El funcionario del área somete al escrutinio, en el cierre de 2006, su tarea de tres años.
› Por Juan José Panno
–¿Cuál es el balance de su gestión tras un año deportivamente arduo?
–Cuando asumimos hace dos años y medio, el Cenard era, según el periodismo, la vergüenza del deporte argentino. La pileta olímpica hacía dos años que estaba cerrada; la pista de atletismo, según Alejandra García, lesionaba en vez de entrenar a los atletas; los polideportivos estaban abandonados y había que arreglar problemas de luz, gas... hoy el Cenard es el lugar donde los nadadores se entrenan, se está por inaugurar la segunda pista de atletismo; los polideportivos fueron elegidos por la NBA para hacer su clínica continental, con la presencia de Ginóbili y otros basquetbolistas de primera línea; ha albergado eventos internacionales como los Juegos Odesur con tres mil personas para ver natación o atletismo; hubo campeonatos panamericanos de diferentes disciplinas. Es lo que tiene que ser: un centro de alto rendimiento, el mejor de la Argentina y a nivel de los mejores del mundo.
–¿Y en lo deportivo?
–Estamos contentos de haber revertido la imagen interna y externa de Argentina. Pudimos organizar los Juegos Sudamericanos y revertir la caída de los últimos años en el medallero. De un cuarto puesto en los Panamericanos del ’95 pasamos al séptimo puesto en el 2003 y a nivel sudamericanos saltamos del tercer lugar en el 2002 a ganar estos juegos recientes.
–¿Cómo va su pelea contra el tamaño del presupuesto deportivo?
–En el 2003 era de ocho millones y medio de dólares y hoy es de 21 millones, a los que se debe sumar la tarea conjunta con otras áreas de gobierno. El Ministerio de Obras Públicas invirtió 70 millones de pesos en infraestructura deportiva. También se trabajó en común con Salud, Educación y Desarrollo Social. De todas maneras, si nos comparamos con nuestros tres competidores directos en los últimos Odesur estamos en clara desventaja: Colombia gasta 40 millones de dólares, Brasil 120 y Venezuela 350. Con organización y con el trabajo de los clubes y las federaciones se puede dar batalla. Las señales a favor son muy buenas: mientras se vaya recuperando el país crecerá el presupuesto para deportes.
–¿Cuáles son las asignaturas pendientes en su gestión?
–Una es conseguir elevar el presupuesto desde la actividad privada. El 98 por ciento de los deportes no podría desarrollarse y competir a nivel mundial sin apoyo del Estado. Para respaldar ese esfuerzo estamos intentando la creación de una Fundación Deporte para que la empresa privada potencie sus productos a través del deporte. En general, las empresas se acercan a los deportistas consagrados y lo que pretendemos es un apoyo desde el inicio del ciclo olímpico, cuando están creciendo. Con esto se logrará que José Meolans reciba apoyo, pero también que ese nadador de 16 o 17 años desconocido pueda explotar todas sus condiciones. Somos muy optimistas.
–¿Qué sucedió con la propuesta para evitar la reelección indefinida de los dirigentes deportivos?
–Lo intentamos pero judicialmente no se pudo aplicar hasta ahora. El fútbol no estaba incluido en este proyecto porque, en realidad, no tiene una gran relación con la secretaría. Este tema lo hablé con Julio Grondona, a quien respetamos porque asumió con el voto de los clubes que lo votaron y está dentro del juego democrático.
–¿Ese es el límite?
–La consigna cuando asumimos fue muy clara: con los que tienen las manos manchadas de sangre, nada; con los que no, trabajaremos en todas las cosas en que estemos de acuerdo para el desarrollo del deporte argentino. Siempre surge el nombre de Julio Cassanello, actual presidente del Comité Olímpico y ex intendente de la dictadura. Casanello no tiene las manos manchadas con sangre y, por lo tanto, trabajaremos en común con todo lo que beneficie al deporte. Hasta aquí lo venimos haciendo bien. Con el coronel Rodríguez tuvimos poca relación, nos cruzamos dos o tres veces por hechos puntuales, y nada más que eso.
–Fuera del deporte competitivo, ¿qué pasó con lo social?
–Implementamos el plan Promotores Deportivos, para jóvenes de entre 18 y 24 años que están por debajo de la línea de pobreza. Los capacitamos y los pusimos al frente de escuelas de capacitación deportiva pagándoles una beca. Hay más de mil jóvenes en todo el país convertidos en líderes en su comunidad y atienden a 40 mil chicos que hacen actividades físicas que, tal vez, no harían sin estos programas que creamos nosotros y que las Naciones Unidas eligió para que Argentina los presente en Haití con las fuerzas de paz.
–¿Cómo le va a la secundaria con orientación deportiva?
–Es uno de nuestros mayores orgullos. Treinta y cuatro jóvenes que antes tenían que elegir entre estudiar o dedicarse al deporte están cursando en la escuela y entrenándose en el Cenard. De esos 34 hubo seis campeones argentinos en atletismo y otros en lucha y natación.
–¿Sirven los Juegos Evita?
–Tal vez no tienen la relevancia y la difusión que se merecen porque se asocian con una accción propagandística, pero lo que siempre les decimos a los medios es que hablen con los chicos y no con los funcionarios. Estos juegos se hacen pensando en otros valores y no sólo la competencia habitual: hubo arte, dibujo y otras actividades culturales. La última final fue la más masiva de la historia: 8800 jóvenes en Embalse, cerca de 400 jóvenes sub-14 y sub-16 de cada provincia. ¿Si sirven? Se detectaron algunos jóvenes con condiciones que se perfeccionan en sus respectivas federaciones o en la Capital. Un chico de Corrientes fue sexto en los 100 metros en el último Sudamericano. El torneo permitió también que se hiciera un estudio antropométrico para dar el biotipo de cada región del país.
–¿Qué vinculación logró con otros países?
–En todo este tiempo hicimos o renovamos convenios con Italia, España, México, Cuba, Venezuela y otros países. Los que mejor funcionan son los acuerdos con España e Italia, que permiten que nuestros atletas de elite se alojen en los centros más importantes de Europa. Ellos a su vez se interesan en algunas actividades como la colombofilia. Este tipo de acuerdos es muy beneficioso para nosotros: lo usamos más que ellos. Y es un ahorro inmenso en dinero. Con Italia el intercambio es parejo porque hay muchas escuelas italianas radicadas en el país que se beneficien y de España podría decirse que tiene una actitud solidaria. Hemos recibido a la Sub-17 y a la selección mayor de Cuba y César Luis Menotti fue a dar una clínica allá, pero aún no pudimos implementar que vengan entrenadores.
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