DEPORTES › FUE ELEGIDO TITULAR DE LA UEFA
El ex crack francés se impuso por apenas tres votos al sueco Lennart Johansson.
› Por Luis Miguel Pascual
Desde Paris
Cuando jugaba al fútbol, Michel Platini se ubicaba en la mitad de la cancha y hacía que el equipo girara en torno de él, presente en todas las fases del juego, siempre dispuesto a tomar las decisiones que cuentan. En su camino a la presidencia de la UEFA, que culminó ayer con su elección frente al saliente Lennart Johansson, Platini tuvo que moderar sus formas a menudo rimbombantes y su carácter un tanto impulsivo, pero no movió ni un milímetro su capacidad de liderazgo.
Los que lo conocen advierten que habrá que esperar un cambio de estilo al frente de la UEFA. Frente al distante Johansson, que observaba desde Estocolmo el funcionamiento de una institución que descansaba en su secretario general, Lars-
Christer Olsson, Platini promete una presencia activa en cada instante que hará recordar al mítico diez de la Juventus que fue durante años.
Platini nació el 21 de junio de 1955 en Joeuf, al noreste de Francia, en el seno de una familia de emigrantes italianos y desde muy joven desplegó una sorprendente capacidad de liderazgo. Desde que debutó en el Nancy, al que llevó de la Segunda División a ganar una Copa de Francia, marcó con su impronta todos los equipos por los que pasó.
Sus broncas y sus bromas fueron el centro de atención de los equipos en los que jugó y su personalidad lo convirtió en un personaje imprescindible del fútbol de los años ’80. Cuando en 1987 decidió cambiar los botines por el banco de suplentes de la selección francesa, su carácter no cambió un milímetro. Cinco años después, tras no haber alcanzado como entrenador el éxito que tuvo como futbolista, Platini dirigió sus pasos hacia la gestión. Comenzó entonces un cambio en su forma de ser. El sulfuroso Platini se convirtió en un hombre más calmado. Las apasionadas discusiones dejaron paso a sosegados diálogos, más eficaces entre los pasillos. Fue un cambio que perseguía mantener su influencia, su liderazgo.
El actual presidente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Jean-Pierre Escalettes, reconoce que la metamorfosis comenzó cuando Platini se hizo cargo del Comité Organizador del Mundial de 1998, su primera misión fuera de los estadios. “Aprendió a ser paciente, a escuchar”, asegura el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, amigo personal y uno de sus principales apoyos para llegar a la presidencia de la UEFA.
El hombre del terreno de juego, el líder de compañeros que se ganó el apodo de “Platoche”, comenzó una carrera de dirigente en la que, sin perder una gota de su carisma, se forjó una imagen encorbatada sin renegar de su pasado en pantalón corto. Del Comité Organizador del Mundial de Francia pasó a la vicepresidencia de la FFF, y de allí dio el salto internacional a los comités ejecutivos de FIFA y UEFA, desde donde comenzó a modelar su candidatura.
Frente al estilo calmado de su amigo Franz Beckenbauer, que muchos señalaban como su rival natural, Platini sigue apostando por la acción, que ahora desplegará al frente del fútbol europeo. Un paso de gigante para Francia, que en los últimos tiempos se quejaba de su falta de influencia en las altas instancias dirigentes del deporte mundial, a lo que achacaron buena parte de la responsabilidad del fracaso de París en su intento por organizar los Juegos Olímpicos de 2012. “Hay que remediar la debilidad de la presencia francesa entre los dirigentes internacionales del deporte”, aseguró entonces el ministro de Deportes, Jean-François Lamour, que incluso dio un paso en ese sentido al convertirse en vicepresidente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Ahora Francia cuenta con una voz al frente de una de las instituciones más influyentes del mundo deportivo, un hombre dispuesto a mantener su particular estilo.
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