“Me siento muy respaldado por el plantel, me lo demostraron cuando tuve la reunión con ellos y también durante la semana. No hay ningún problema. Y De Tomaso siempre me respaldó, desde que llegué.” Reinaldo Merlo habló con calma y convicción. Para el entrenador de Racing, la crisis de la semana, que tuvo su pico con la separación del plantel del volante Francisco Maciel, ya es parte del pasado. Sin embargo, en el fútbol argentino, el futuro es siempre hoy: “Mientras la gente y De Tomaso quieran, voy a seguir. Si De Tomaso me dice que no, me tendré que ir”, dijo también Merlo ayer, subrayando el hecho de que los contratos que vinculan a equipos y entrenadores valen menos que la tinta con la que se rubrican: no importa hasta cuándo se extienda la validez del acuerdo, el fútbol depende de los humores. Y Racing, que esta noche recibe a Newell’s, parece estar sobreadaptado a los sobresaltos.

Merlo alcanzó su pedestal de prócer cuando condujo el equipo que salió campeón en el Apertura 2001, seis temporadas atrás, rompiendo una racha de 35 años sin títulos. Pero desde entonces, Racing alternó más malas campañas que buenas (ver cuadro). Después de dos torneos regulares en el 2002, cuando acabó sexto en ambos, uno de ellos con Merlo, Racing no tuvo una buena colocación salvo en el Clausura 2005, cuando terminó tercero: fue la única campaña en todo el período posterior al título en que el equipo de Avellaneda sumó más de 30 puntos, con Guillermo Rivarola (que terminó yéndose después de dos derrotas consecutivas en las últimas dos fechas). La caída vertical se experimentó en el Clausura 2006, un año atrás, en que Racing terminó antepenúltimo, con apenas 19 unidades sumadas: a Fernando Quiroz lo sustituyó Diego Simeone, que tuvo que dejar precipitadamente el fútbol para sentarse en el banco. Y el ex volante del seleccionado partió al cabo a Estudiantes, con los resultados conocidos. En este torneo no le va mucho mejor: en tres partidos sumó dos empates (con Chicago y Vélez) y una derrota (con River). No es poco, en sintonía con los crecientes rumores sobre el malestar de los futbolistas del plantel con los esquemas conservadores preferidos por el técnico.

A comienzos de 2006, Merlo sufrió un planteo de los futbolistas cuando dirigía a River y renunció. Ante la posibilidad de que sucediera lo mismo en Racing, y considerando a Maciel –un histórico de aquel equipo campeón del 2001– el líder de la probable insurrección, lo apartó del plantel, una medida que contó con el aval del gerenciador Fernando De Tomaso. Maciel había tenido un choque con Merlo el domingo, después de la derrota 2-4 con River, cuando el técnico lo increpó por haber cambiado la camiseta con Leonardo Ponzio. El volante lo dejó hablando solo, delante de varios periodistas partidarios...

Tampoco era la primera vez que le sucedía en Racing: a fines de 2006, el delantero Facundo Sava, al que Merlo había sacado en su momento del equipo, le planteó la necesidad de ser más ofensivos. El entrenador le preguntó al plantel si estaban de acuerdo con la opinión de sus compañeros, pero como nadie lo apoyó, las cosas siguieron su curso.

El técnico siente que los jugadores le adeudan el gesto que tuvo a comienzos de año, cuando se manifestó públicamente a favor de los futbolistas en el momento en que Blanquiceleste SA se atrasó con el pago de los sueldos, primas y premios. “¿Quién tiene algo para decir en contra mío?”, preguntó en el entrenamiento del miércoles.

“El torneo recién empieza y todavía falta mucho. Sabemos que debemos mejorar en todos los aspectos, corregir los errores que nos cuestan goles en contra y encontrar el juego”, analizó el repatriado Claudio López, que esta noche arrancará como titular. “En Racing, después de un par de partidos que no salen bien, aparece la presión por ganar”, opina López. Los números muestran que esos pares de partidos se reiteran demasiado en los últimos torneos.