DEPORTES › SE DESARROLLARA EN ABRIL DURANTE TRES DIAS
Para limpiar la mala imagen por su relación con las barras bravas, los dirigentes argentinos convocan a charlas para tratar el flagelo.
› Por Gustavo Veiga
Las fechas suelen establecer caprichosas coincidencias y el fútbol, o la violencia que lo tomó de rehén, no escapan a esa ecuación. Abril ha sido el mes elegido por la AFA para organizar el primer seminario sobre el tema en toda su historia. Tendrá lugar los días 24, 25 y 26, su convocatoria será amplia y se desarrollará bajo la consigna “El principio de la paz, el fin de la violencia”. Un 9 de abril, pero de 1967, asesinaron a Héctor Souto, un primo político de Roberto Perfumo que había concurrido al estadio de Huracán para ver a su Racing. En la causa judicial abierta por ese crimen, un magistrado acuñaría el término “barra brava”, también por primera vez. El 7 de abril de 1985 la Policía Bonaerense mató al chico Adrián Silvio Scaserra en un clásico Independiente-Boca, crimen que hasta hoy sigue impune, y el 30 de abril de 1994, la patota liderada por José Barritta, el fallecido jefe de la Doce, terminaba con las vidas de Walter Vallejos y Angel Delgado, dos hinchas de River.
A cuarenta, veintidós y trece años de los tres episodios, respectivamente, la AFA hará un esfuerzo tardío para comprender qué sucede a su alrededor, donde la violencia en el fútbol ya es como un clásico más de cada fin de semana. Y si se considera que su presidente lleva casi veintiocho años en el cargo –Julio Grondona asumió ¡el 6 de abril de 1979!– resulta muy evidente que siempre escaseó su voluntad política para salir de este pantano.
Puede interpretarse entonces que los dirigentes, acorralados como están por una ola de repudio que los sitúa como máximos responsables del problema (cuando no son los únicos), abrirán el juego con este seminario para descomprimir la situación. Esa que ya se les tornó insostenible por el fallo de la Corte Suprema que obliga a indemnizar al remisero Hugo Arnaldo Mosca por una agresión que sufrió el 30 de noviembre de 1996. Los condenados, como responsables civiles solidarios, fueron la AFA y el club Lanús. Un precedente jurídico que pone en aprietos a la casa del fútbol, más que a sus instituciones afiliadas.
“La Asociación del Fútbol Argentino convoca a todos los sectores alcanzados por la problemática de la violencia en el fútbol para, en conjunto, analizar sin intereses sectoriales, debatir y no polemizar, entender la realidad para poder modificar el futuro, y así finalmente recopilar en un documento aprobado por la mayoría, las eventuales necesidades operativas, tecnológicas, legislativas o formales que permitan reencuadrar las actuales características del comportamiento de las personas en relación a un espectáculo deportivo.” Este es el propósito que persigue el seminario que se desarrollará en dos amplios salones del complejo Parque Norte, vecino a la costanera.
Allí, durante tres días, se realizarán varios foros de discusión en forma simultánea, habrá paneles con expositores –se prevé invitar a especialistas de Inglaterra y España–, se proyectará un video sobre violencia en el fútbol y también sus organizadores difundirán los resultados que arroje un trabajo de campo previo (a todos los invitados se les remitirán unas preguntas sobre la problemática a debatir). La planificación del evento fue presentada al Comité Ejecutivo el martes pasado para su tratamiento y una vez que sea aprobada, se enviarán las invitaciones a participar junto al cuestionario a jugadores, técnicos, árbitros, funcionarios, legisladores, jueces y periodistas.
Una cuestión espinosa podría presentarse con la decisión, a priori, de no permitir el acceso con cámaras y grabadores, ya que, según reza un escrito, con la estructura del seminario “no es bueno para la libre exposición de las ideas que se transforme cada foro en una conferencia de prensa, ni que se trastueque el sentido de cualquier aporte de ideas”. Sí habrá una grabación oficial de las jornadas que quedará en poder de la AFA.
“Nuestra obligación es instalar un tema de semejante magnitud fuera del ámbito del fútbol. Algunos lo aprovecharán, otros lo malversarán, pero lo que debe quedar claro es que nosotros les abrimos las puertas a todos los sectores y esperamos que, entre ellos, participen las autoridades nacionales”, afirmó José Luis Meiszner, el secretario general de la AFA y uno de los dirigentes que incidieron sobre los contenidos del seminario.
Resta esperar si se cumple el declamado objetivo de que participen los hinchas (“se permitirá en forma ordenada y educada al público que asista, aportar sobre los temas en cuestión”) y si los familiares de las víctimas, organizados pese a sus diferencias en una entidad, también son escuchados. Dos días después de la muerte del pibe Scaserra, el 9 de abril del ’85, Grondona sostenía en un reportaje concedido al diario La Nación: “Es desgraciado que esto suceda y que sólo nos acordemos del tema cuando pasa algo grave. Acá, si no hay muertos, no pasa nada”.
Veintidós años después, el seminario que armó la AFA por él presidida quizá sea un aporte a la discusión colectiva. Pero jamás aparecerán soluciones de fondo si la aplicación de medidas concretas queda sólo en manos de quienes amparan, financian o consienten a las barras bravas. Y eso incluye al clientelismo de los funcionarios políticos, a los sindicalistas que se disputaron el cadáver del general Perón el último 17 de octubre y a todos aquellos personajes que se valen de la patota como fuerza de choque. Hechos, más que palabras, son los que hacen falta.
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