DEPORTES › REBELION EN EL TENIS MASCULINO PARA PRESERVAR LA TRADICION
Los tenistas que se cargaron al round robin ahora defienden, con Nadal a la cabeza, los torneos de superficie blanda.
› Por Sebastian Fest
Desde Miami
La tensión está llegando al límite en el tenis masculino: muchos jugadores se quejan del retroceso de los certámenes sobre polvo de ladrillo, la lucha de los torneos por no perder posiciones es cada vez más encarnizada y la nueva dirección de la ATP enfrenta críticas como hacía tiempo no se veía.
“Muchos de los jugadores están disconformes. Tenemos que hablar con más jugadores y ver qué hacemos”, dijo a principios de la semana al Times el español Rafael Nadal, uno de los líderes visibles de la “rebelión”.
La tensión venía palpándose desde hacía tiempo, pero estalló el martes en Key Biscayne, durante una complicada reunión entre Etienne de Villiers –máximo responsable de la ATP–, sus principales colaboradores y buena parte de los jugadores más fuertes del circuito.
Lo primero con que se encontró De Villiers fue con una carta firmada por 65 tenistas en la que le exigían el final del experimento con el “round robin”, una experiencia que sólo recogió críticas. Horas después, De Villiers emitía un comunicado en el que anunciaba el final del “round robin” y comentaba: “Algunos experimentos funcionarán y otros no. Pero vamos a seguir intentándolo”.
El problema para De Villiers, un alto ex ejecutivo de Disney que comanda la ATP desde hace algo más de un año, es que ya recibió críticas nada menos que de Roger Federer y que su próximo intento, también polémico, lo enfrenta, entre otros, a Nadal, de los más carismáticos del circuito.
De Villiers pretende hacer del tenis un negocio aún mayor de lo que es. Su fórmula es sencilla: crear torneos más grandes, apostar a mercados estratégicos y repartir más dinero para contentar a los jugadores. Pero para repartir más dinero tiene que recaudar más y una forma de hacerlo es creando un mini-Grand Slam en Asia, donde China está dispuesta a pagar lo nunca visto para obtener la licencia de un certamen en septiembre.
Beijing, sede de los Juegos Olímpicos del año próximo, y Shanghai, sede del Masters de tenis masculino, luchan por ganar la sede. Quien ponga más dinero estará cerca de llevarse el premio de contar con los mejores hombres y mujeres del mundo a lo largo de doce días.
Hay otro mini-Grand Slam previsto por De Villiers, y ése debe jugarse en Europa en mayo, como puesta a punto para Roland Garros. Madrid es la gran candidata, por encima de Roma, a llevarse ese torneo. La ATP está presionada por la WTA –todo indica que ya se inclinó por la capital española–, que quiere hacer cuanto antes el anuncio conjunto. Pero la rebelión de jugadores perturba el proceso de decisión en la ATP, que no sabe aún si lo anunciará antes de que el 1º de abril termine Miami.
“Más que el round robin, lo que debería preocupar a los jugadores es la barbaridad que quieren hacer con la temporada europea en polvo de ladrillo”, había dicho Nadal hace tres semanas en Dubai, sin querer profundizar en las razones de su enojo.
Pero en Miami quedó claro por qué el español está tan molesto: la rebaja de categoría de Hamburgo y Montecarlo, unida al mini-Grand Slam en superficies rápidas en Asia, determina que los puntos “grandes” y el dinero se alejen cada vez más del polvo de ladrillo, la superficie preferida por españoles y latinoamericanos.
En la ATP creen que no es así. “Los jugadores olvidan que se creará un mini-Grand Slam antes de Roland Garros, que otorgará más puntos que los que reparten hoy Hamburgo, Montecarlo y Roma”, dijo un portavoz de la ATP. “Y no podemos desaprovechar la oportunidad que nos ofrece Asia, es un mercado que el tenis debe conquistar”, añadió.
El brasileño Gustavo Kuerten, tricampeón de Roland Garros, confirmó la inquietud de sus colegas. “Escuché que los torneos en polvo de ladrillo están teniendo muchos problemas para el calendario de 2009. Y ya hay bastante pocos torneos en esa superficie”, dijo el ex número uno del mundo. Es la eterna lucha entre el tenis anglosajón y el latino, entre el tenis de superficies veloces y el de polvo. La gran mayoría de los torneos importantes se juegan ya sobre superficies rápidas y por eso Nadal y compañía quieren ponerle un freno al asunto.
Pese a la tensión, De Villiers difícilmente esté dispuesto a ceder en el corazón de su proyecto. Trasladó el eje de poder de la ATP a Londres –probable sede del Masters a partir de 2009– y está recibiendo críticas externas e internas por despreciar la opinión de gente con experiencia en el tenis, a la que en parte sustituyó por agresivos ejecutivos ajenos al deporte de la raqueta. Kuerten dio en parte la clave: “Si los jugadores estuvieran más unidos tendrían más fuerza. La ATP cambia las cosas porque a veces no hay comunicación entre los jugadores, que después se sorprenden de lo que pasa”.
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