Sólo resta el visto bueno de la FIFA. En la Confederación Sudamericana esperan con cierta ansiedad la respuesta a una propuesta de disputar las próximas eliminatorias a partir de agosto del 2003. El programa de partidos ideado por Nicolás Leoz y Eduardo Deluca, entre otros, extendería el torneo clasificatorio para el Mundial de Alemania a tres años, a razón de seis encuentros por temporada. Esto marcaría un cambio fundamental con respecto a la última experiencia, en que las diez selecciones del continente se midieron durante dos años, con un calendario más apretado.
El plan maduró después de la conflictiva situación que se plantea con los clubes europeos propietarios de los pases de las principales figuras, sobre todo, brasileños, argentinos y uruguayos. Fue entonces cuando, desde la CSF, con sede en Asunción, se pensó en espaciar los encuentros, pero no en resignar el negocio, ya que las eliminatorias, con dieciocho fechas, reportan considerables divisas provenientes de la televisión.
Si el suizo Joseph Blatter y su Comité Ejecutivo –en el que ahora tienen mayoría los socios políticos de Julio Grondona– autorizan la postura sudamericana, la Selección Argentina vería su horizonte futbolístico más cerca. Y es que, de no mediar estos partidos oficiales, recién a principios del 2004 –y con vistas al Preolímpico de Atenas primero, y a la Copa América de Perú, después– la estructura comenzaría a ponerse en pleno funcionamiento. Demasiado tiempo, aunque algo es algo.
El próximo 20 de noviembre, en Tokio, la Selección volverá a probarse los cortos ante los japoneses. Justo ahí, el lugar del que Bielsa no quiere ni acordarse.