Mié 18.07.2007

DEPORTES  › ANDANZAS DE SANTIAGO FERNANDEZ, ORO EN RIO DE JANEIRO

Acostumbrado a remarla

El remero, el cuarto mejor del mundo, las pasó negras antes de poder ganar esta medalla.

Si alguien en el deporte argentino sabe lo que significa remar contra la corriente, ése es Santiago Fernández. Y no sólo por su condición de remero, sino por los obstáculos que ha tenido que superar por los inacabables problemas que afronta hace casi un año esta disciplina en Argentina. Fernández obtuvo ayer la tercera medalla de oro de Argentina en los Panamericanos, al ganar la final A de single scull, superando al cubano Yoennis Hernández y al local Marcelius Silva. El “Pollo”, como se lo conoce a Fernández, se desquitó así de Hernández, que lo había derrotado en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003 y fue ganador de la medalla de bronce en Winnipeg 1999.

Fernández venía de sufrir en los últimos Juegos Odesur, en Buenos Aires, en noviembre pasado, cuando los principales remeros del país, con él a la cabeza, exigieron la renuncia del presidente de la Asociación Argentina, Ricardo Mingramm, y del entonces entrenador de la Selección, Raúl Abadie. Este fue desplazado y en su lugar se nombró a Sergio Fernández (sin relación), pero los dirigentes, cuestionados y con un promedio de edad entre los 65 y 70 años, permanecieron en sus puestos.

A esta situación le siguió el robo de cronómetros y equipos de transmisión durante un selectivo, un hecho adjudicado a “gente del remo que quiere perjudicar a la Selección”, según sostuvo el nuevo entrenador. El despropósito mayor ocurrió en mayo, cuando Fernández tuvo que dormir en un auto abandonado en la calle y soportando un intenso frío, debido a que los dirigentes no le habían reservado alojamiento en un hotel de Linz (Austria), adonde había viajado para participar en la primera etapa de la Copa del Mundo.

La principal figura del remo argentino se volcó a esta disciplina en 1989 y paulatinamente logró imponerse sobre el resto gracias a su depurada técnica y potencia de brazos. En 1994 ingresó en el equipo argentino y nunca lo abandonó: ganó dos medallas de plata en los Odesur de Río de Janeiro 2002 y otra del mismo metal en los Panamericanos de Santo Domingo 2003.

En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, el remero fue cuarto, pero estuvo a punto de subirse al podio en la modalidad de sculls individual, la misma que ayer lo vio ganador en Brasil, y en los últimos Odesur de Buenos Aires se unió a su hermano Sebastián para ganar el primer puesto en la prueba doble par. Fernández también se adjudicó en octubre del año pasado una famosa prueba en Boston, luego de derrotar al campeón del mundo Mahe Drysdale, de Nueva Zelanda.

“Atenas ha sido el mejor resultado de mi carrera, pero no me conformo y sueño con el oro en Beijing”, asegura a quien quiera escucharlo. A los 30 años, a Fernández nada le sorprende ya del remo argentino, que, por si fuera poco, llegó a Río de Janeiro con botes prestados por los clubes y en muchos casos que no se adecuan a las características de las pruebas. Si a ello se le suman las lamentables condiciones del río en el que se entrenan en Buenos Aires los representantes argentinos, los resultados pueden ser calificados de milagrosos.

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