El vacilante San Lorenzo de Rubén Insúa siguió –en la tormentosa noche de anoche– complicado y sin aparecer. Sin embargo, cuando todo parecía perdido, sobre el epílogo, venció a Banfield 2-1 en el Nuevo Gasómetro. El primer tiempo fue muy feo; el segundo, al menos, tuvo los goles y la emoción. Beto Acosta dio una muestra de todo lo que sabe de definiciones y lo puso a San Lorenzo en ganador provisorio del partido tras gran jugada de Romagnoli, pero el alivio –pese a la expulsión de González que dejó a Banfield con uno menos– duró poco; Bilos empató de contra a la media hora (primer gol de Banfield en el torneo), y cuando la angustia arrasaba plateas, populares y el mismísimo banco del Ciclón, Frutos encontró una pelota a un metro de la raya y la mandó adentro.
Este fue el primer triunfo de San Lorenzo en lo que va del torneo y lo logró cuando lo precisaba con urgencia porque sus otros resultados fueron apenas una victoria y dos caídas. El equipo azulgrana sólo había ganado en forma ajustadísima ante Nueva Chicago para después caer en Rosario ante Central y (feo) de local ante Unión de Santa Fe.
Esa circunstancia dio el tono y la temperatura emocional del partido. Cuando el empate ante Banfield daba la impresión de que se había tornado irremediable, la parcialidad de San Lorenzo perdió la paciencia y por eso cuando terminaba el encuentro hubo coros para reclamar la renuncia de Insúa, quien en busca de goles había apostado de salida por el largo Frutos en lugar de Cordone. Se le dio al final. Sin embargo, todo lo bueno de San Lorenzo partió del talentoso Romagnoli, como siempre, y de la astucia de Acosta: resolvió bien en su gol, provocó la expulsión de González y la falta de la que derivó el gol de la victoria. Luchetti parecía, de otro modo, invencible.
Una lástima lo de Banfield, que había hecho méritos para empatar y lo logró provisoriamente en una gran jugada de contra. No le alcanzó.