La novela sobre el futuro de Juan Román Riquelme aún no llegó a su capítulo final. Y ayer apareció una pequeña posibilidad de que el jugador se incorpore a Boca, al menos hasta fin de año. En ese sentido, dirigentes del Villarreal español se comunicaron con Pedro Pompilio, vicepresidente del club, para saber si aún seguían interesados en el volante. Como en Europa ya no lo pueden ubicar porque el libro de pases en España se cerró ayer, sería viable una cesión hasta diciembre. Y por ese motivo Boca consiguió anoche en la AFA una prórroga (había vencido el jueves pasado) hasta el lunes para resolver esta situación.

Si bien aún no se sabe qué curso tomaría la eventual reapertura de las negociaciones, la chance de que llegue hasta fin de año existe, y el club tendría a Riquelme para jugar el Mundial de Clubes, el gran deseo del jugador. Pero de ser así, Boca debería abonar el proporcional del contrato de Riquelme en Villarreal (una suma cercana a los 2.250.000 euros). En ese caso, el club español evitaría perder una buena cantidad de dinero por un futbolista inactivo y renovaría la vidriera de cara a fin de año, cuando se vuelve a abrir el mercado de pases.

En principio, en las próximas horas habría conversaciones entre los directivos de ambos clubes y los apoderados del jugador, para determinar si existe un acuerdo. Como está descartada la llegada a Atlético de Madrid (el propio técnico de ese club, el mexicano Javier Aguirre, habría desalentado su llegada), otra opción que tiene Riquelme es la de pasar al Everton de Inglaterra. Sin embargo, a Riquelme no lo seduce mucho tener que trasladarse junto a su familia a las Islas Británicas y preferiría quedarse en España o regresar a la Argentina.

En relación con esta situación, el director técnico de Boca, Miguel Angel Russo, consideró ayer que “es una pena que Riquelme no tenga club” donde jugar. Russo se excusó de opinar respecto del conflicto que tiene el mediocampista con el club español, pero se lamentó por la situación que atraviesa debido a que “es un ser humano y un gran jugador de fútbol” y consideró que “jugar al fútbol es lo mejor que le puede pasar”.

Cuando se le preguntó si mantenía todavía esperanzas de poder dirigirlo nuevamente, el entrenador fue tajante: “No voy a decir nada sobre este tema. Sigo siendo optimista, siempre, todas las mañanas”. La novela parecía concluida, pero tuvo un nuevo golpe de efecto. Habrá que ver si el final es feliz.