Era necesario confirmar todo lo bueno que había hecho a lo largo del certamen, teniendo en cuenta lo cruel que es el sistema de competencia. Es que una derrota en el juego de ayer deslucía un torneo bárbaro y, sobre todo, obligaba a buscar la plaza para Beijing en el repechaje. Sin embargo, en una nueva prueba de carácter, con un enorme partido de Luis Scola y con la colaboración efectiva del resto, la Selección Argentina de básquetbol superó 91-80 a Brasil y se clasificó para la final del Preolímpico de Las Vegas. Y claro, se garantizó su plaza en los Juegos Olímpicos, donde podrá defender la medalla dorada conseguida en Atenas 2004. La gran final será a las 20 ante Estados Unidos, una posibilidad de tomarse revancha de la caída del otro día por quince puntos (televisan Canal 7 y TyC Sports).

Argentina se jugaba todo en este partido. Un mal juego ante los brasileños, favoritos antes del certamen para esta plaza, opacaba un gran torneo, en el que se habían disimulado muy bien las ausencias de los siete olímpicos que renunciaron. Y pareció que en los primeros minutos esa situación iba a pesar. Es que el equipo de Sergio Hernández no podía asistir a Scola en la zona pintada y tampoco encontraba los tiros abiertos de Prigioni y Delfino. Por el contrario, Brasil mostraba un juego de conjunto que no había exhibido a lo largo del certamen y defendía con acierto. Entonces, la formación de Lula Ferreira empezó a marcar diferencias. Primero cerró el parcial inicial con cinco puntos de ventaja (22-17) y luego los estiró a nueve cuando Argentina pasó tres minutos sin convertir en el arranque del segundo.

Claro que con los ingresos de los suplentes, el ritmo del partido cambió. Un triple de Prigioni le permitió a Argentina pasar al frente del marcador (34-33), pero un pésimo cierre del primer tiempo, con un triple de Guilherme y falta incluida, le dio a Brasil la chance de recuperar la diferencia con un parcial 10-1. Para colmo, un comienzo errático de Delfino en el tercer cuarto estiró la ventaja a 11 puntos.

Fue ahí cuando apareció en toda su dimensión Scola, para asumir la ofensiva albiceleste. Y con su goleo y con las faltas que provocó, llevó a que el partido cambiara de manos. En un ratito, Argentina pasó al frente 54-53 y cerró el tercer cuarto por nueve, con los puntos de Scola, los triples de Quinteros y Prigioni y una extraordinaria defensa de Kammerichs, que metió tres tapones memorables.

Con un Scola indetenible (27 puntos y 9 rebotes), Argentina tuvo todo para quebrar a su rival cuando promediaba el cuarto y sacó trece tantos de diferencia. No obstante, abusó del juego de control, se olvidó de atacar el aro y permitió que Brasil se acercara a tres puntos, a falta de dos minutos. Pero en ese momento, la tranquilidad de Quinteros en los libres llevó a un cierre cómodo, en el que Argentina dejó en claro las diferencias que hubo entre los dos equipos a lo largo del certamen. Así, el equipo de Hernández, que había dicho que ponía su renuncia a disposición si no se conseguía la clasificación, logró el objetivo que vino a buscar, con el lujo de haber dejado a siete de sus mejores jugadores en Argentina. Para demostrar una vez más que ya está instalado entre las potencias, más allá de los nombres. Y ahora, con la meta cumplida, tendrá la chance de darse un gran gusto ante el Dream Team, que superó 135-91 a Puerto Rico.