Dom 16.09.2007

DEPORTES  › OPINION

Al final, lo mejor

› Por Daniel Guiñazú

Lo mejor de todo sucedió al final, luego de que Omar Narváez superara sin riesgo ni gloria al nicaragüense Marlon Márquez por nocaut técnico en el 4º asalto y retuviera por undécima vez su título mosca de la Organización Mundial de Boxeo. Rodeado del afecto de su gente que, en la madrugada del sábado, colmó el Gimnasio Municipal Nº 1 de Trelew para verlo ganar de la manera en que ganó, Narváez dio por terminado su ciclo de peleas de vuelo bajo. Dijo que ahora que se encuentra bien físicamente y que su mano izquierda no le provoca los padecimientos que le provocó en sus tres defensas anteriores, para 2008 pretende combates grandes. Ni más ni menos que la unificación de su corona con cualquiera de los campeones de las otras tres entidades (Asociación, Consejo y Federación Internacional).

Es una buena noticia que Narváez y su manager Osvaldo Rivero se hayan dado cuenta de que no pueden seguir malgastando el tiempo. Rivales bisoños y endebles como Márquez sólo sirven para cumplir el trámite burocrático de defender su título dentro de los plazos estipulados por la OMB y para ninguna otra cosa más. No generan crecimiento ni interés, ni siquiera dinero. El talento de Narváez necesita una exigencia distinta, superior, que lo haga brillar. Y hacia allí parece encaminarse el tiempo venidero de su carrera.

Antes de fin de año, el chubutense podría enfrentar por tercera vez al italiano Andrea Sarritzu, primer clasificado en el ranking de los moscas de la OMB y que ya perdió con Narváez en 2002 y empató en 2003. De vencer, en 2008, espera vérselas con cualquiera de los otros campeones: los japoneses Takefumi Sakata, de la AMB, y Daisuke Naito, del CMB, y el filipino Nonito Donaire, de la FIB. No impresiona el record de ninguno de ellos y el único peligro es ir a pelear al Lejano Oriente, más allá de que Narváez ha dado sobradas pruebas de que puede y sabe ganar en condición de visitante.

Superados los tormentos personales que lo distanciaron del boxeo, Narváez anunció que está listo para instalarse como el mejor de todos en el mundo de los 50,802 kg. Es en ese rumbo donde pronto se lo quiere ver. Ganar pegando cuatro sopapos es una prueba superada que ya no le sirve a nadie, empezando por él mismo.

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