La continuidad de Miguel Russo como entrenador de Boca sigue lejana, pero al menos se aclaró el panorama respecto de sus posibles sucesores. Así lo hizo el presidente del club, Pedro Pompilio, que descartó a dos de los candidatos que sonaban con más fuerza: Guillermo Barros Schelotto y Diego Cagna. No contratar a un entrenador que fue compañero de los actuales integrantes del plantel fue el argumento que utilizó el dirigente para bajar a Barros Schelotto y a Cagna. De este modo, el nombre de Carlos Bianchi vuelve a aparecer en el horizonte, como un posible candidato.

En una de las escalas del regreso de Japón, Pedro Pompilio volvió a ratificar que la continuidad de Russo todavía no está definida, aunque le abrió un poco de crédito al descartar a dos potenciales candidatos. El hecho de que Barros Schelotto y Cagna hayan sido compañeros de los principales referentes actuales, como Hugo Ibarra, Martín Palermo, Juan Román Riquelme y Sebastián Battaglia, es un motivo muy fuerte para que Pompilio los descarte para este presente de Boca, aunque dejó en claro que en un futuro serán figuras que serán tenidas en cuenta.

“No es el momento oportuno”, señaló el presidente, que explicó sus temores ante la eventual designación de Barros Schelotto o Cagna. “Hay un cambio generacional en el equipo. Me parece que los ex jugadores siguen siendo compañeros de los que están y particularmente me parece que es un motivo de conflicto en la parte humana. Y está comprobado que las relaciones humanas en los grupos hacen milagros o hacen un desastre”, sostuvo Pompilio, que les abrió la puerta para los próximos años. “En un tiempo más adelante van a tener incidencia en la vida de Boca. No me parece éste el momento oportuno”, remarcó el flamante presidente.

Pero más allá de descartar a los ex futbolistas del club, Pompilio no quiso dar por sentada la salida de Russo. Otra vez repitió que en la semana se reunirán en Buenos Aires para llevar a cabo un balance y luego, junto con la nueva comisión directiva, resolverá el futuro del entrenador. “Es un tiempo de revisión, en el que se analiza lo bueno y lo malo. Todo, en busca de la excelencia”, comentó Pompilio.

Dentro de ese panorama, una chance es que le ofrezca la continuidad a Russo, aunque con cambios en sus colaboradores. A la dirigencia no le cayó bien las declaraciones del preparador físico, Gerardo Cinquetti, ni del ayudante de campo Marcelo Trobbiani, que se quejaron de que, a pesar de ganar la Copa Libertadores, todavía no se le había renovado el contrato a Russo. “Hay que hacer un balance de la gestión de todo el mundo. Russo lidera un grupo, pero no cumple todas las funciones. Eso sí, en esta semana va a quedar el tema resuelto porque Boca es una gran caja de resonancia en estas cuestiones. Y quiero evitar rumores y cosas parecidas”, señaló el presidente de Boca.

Por su parte, el técnico tampoco descartó que siga, e incluso se mostró muy interesado en continuar. “Boca es un lugar de privilegio”, señaló Russo, que dijo que el equipo ya tenía que pensar en la próxima Copa Libertadores. Sobre su continuidad, fue muy escueto: “Hay que hablar con los dirigentes y nada más. Hay que hablar, de ahí sale todo”.

Lo concreto es que descartados Barros Schelotto y Cagna y si Russo no sigue, el nombre que crece es el de Carlos Bianchi. Pasadas las frustradas elecciones, en las que el técnico apoyaba a Roberto Digón, y sin Mauricio Macri, el principal obstáculo en la relación con el club, sus posibilidades de regresar aumentan. Antes de asumir como presidente, Pompilio aseguró que Bianchi no era “mala palabra” en Boca y que tenía las puertas abiertas para regresar. Habrá que ver qué sucede en la famosa reunión entre Pompilio y Russo y luego qué responde Bianchi ante un eventual ofrecimiento de esta dirigencia.