DEPORTES › EL RIVER DE SIMEONE APENAS EMPATO 1-1 CON INDEPENDIENTE EN MAR DEL PLATA
El debut del equipo del Cholo fue bastante opaco. Se plantó con un solo delantero y tres volantes ofensivos y se puso en ventaja con un penal de Abelairas. Machín empató de cabeza.
La expectativa era mucha. Luego de un año fatídico, con muy pocas alegrías, los hinchas de River se mostraban muy ansiosos de cambiar la cara. Por eso, la presentación de Diego Simeone como entrenador era un atractivo más que suficiente para acercarse a ver a un equipo que exhibía muy pocas figuras y muchos jóvenes ante un Independiente con varios titulares. Y lejos de colmar esa expectativa, el nuevo River dejó muy pocas cuestiones para el elogio, ante un rival que tampoco se mostró lúcido. El 1-1 final terminó siendo justo.
En el arranque, Independiente se mostró mucho más homogéneo, con las ideas más claras. En cambio, a River le costó un rato acomodarse, pero tuvo suerte de no pagarlo caro. Primero, porque Favale no cobró un clarísimo penal por una mano de Musacchio. Luego zafó por una buena intervención de Ojeda, que le tapó el mano a mano a Sosa. Y más tarde el cabezazo de Guillermo Rodríguez en un corner salió apenas desviado.
Pasado ese primer cuarto de hora, el conjunto de Simeone se ordenó mejor. Entonces, con sus volantes de muy buen manejo empezó a tener la pelota para hacerse dueño del trámite, aunque su falta de profundidad conspiraba contra sus chances. Por eso, sus intenciones morían en tres cuartos de campo. Recién cuando Abelairas entró más en juego pudo llegar con peligro hasta Gabbarini, pero el zurdo no le acertó al arco en dos ocasiones: primero pifió el remate y más tarde sacó un disparo apenas alto.
A esa altura, el predominio de River era más marcado. Y gracias a un buen anticipo de Domingo pudo llegar al gol. El volante central recuperó en tres cuartos y fue a buscar el pase de Sciorilli, pero cuando intentaba eludir a Gabbarini, el arquero le cometió un penal tan claro como innecesario. El zurdazo colocado de Abelairas se transformó en el primer gol de la era Simeone, justo por lo mostrado por ambos. A Independiente le costaba progresar en ataque y apenas inquietó a Ojeda con un cabezazo de Matheu y otro de Churin.
Con el correr del partido, River ya fue perdiendo su buen trato de pelota. Se desligó de esa responsabilidad y se la dejó a Independiente, que mostró toda su impotencia para generar situaciones de riesgo. Con ese panorama, el trámite se tornó monótono, aburrido y sin chances frente a los arcos. Sólo el ingreso de Patricio Rodríguez le dio algo de frescura al equipo de Troglio. Pero cuando parecía que el triunfo de River estaba cantado por lo mal que jugaban, un grosero error de Ojeda en un centro le permitió a Machín empatar con un cabezazo por el segundo poste. Allí los dos se conformaron. Y a River le quedó la sensación de que todavía no cambió demasiado.
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