DEPORTES › ANOCHE JUGABA EN AUSTRALIA
Cómo es el entrenamiento con Martín Jaite, su coach, rodeado de hinchas.
› Por Sebastian Fest
desde Melbourne
“¡Muy bien gringo, muy bien!” El sol brilla, el viento enloquece el vuelo de la pelota y Martín Jaite es un hombre feliz. Se mueve, busca diferentes posiciones. No para un instante, estudia cada ángulo y cada movimiento. El objeto de sus desvelos también está contento. David Nalbandian se entusiasma con el entrenamiento en la cancha 12 del complejo de Melbourne Park, una práctica seguida por casi un centenar de personas, entre ellas algunos argentinos que visten la camiseta celeste y blanca.
“Nos van a echar de la cancha a la una, ¿no?”, dice el número 10 del mundo. Está probando saques, y Jaite se entusiasma: “¡Bien pegado!”, “¡ahí el impacto!”, “¡me gusta, me gusta!”
Jaite no llega a gritar. Nunca. Su voz algo afónica, con el tono apenas elevado, transmite seguridad, también tranquilidad. Y esa seguridad y esa tranquilidad parecen haberse encarnado en Nalbandian, que impacta derechas y reveses casi sin errores, dejando en el olvido la contractura en la espalda que llevó a que se pusiera en duda su participación en el torneo.
Observa Claudio Galasso, uno de los preparadores físicos de Nalbandian. Y devuelve el saque Diego Rodríguez, fisioterapeuta del argentino. Entonces llega Lucas Arnold, experimentado doblista, y entra a la cancha cuando faltan cinco minutos. Se quita la campera que viste y se dispone a devolver a pecho descubierto los saques del hombre al que todo un país quiere ver ganar su primer Grand Slam.
“¡Che! ¿Jugamos juntos en Barcelona?”, le propone Arnold entre devolución y devolución. Nalbandian se ríe, pero no responde. El día es un infierno para el tenis. No por las temperaturas –muy moderadas–, sino por el viento que convierte en impredecible el vuelo de la pelota, ya de por sí muy criticada por buena parte de los jugadores.
El reloj marca la una, y Jaite deja de entrenar para pasar a hablar. “David busca la gloria”, asegura el ex número 10 del ranking mundial. Y una gloria de muy alto rango. Nalbandian insistió el martes en Melbourne en que sus metas para 2008 son “ganar un Grand Slam, la Copa Davis y el oro en (los Juegos Olímpicos de) Beijing”.
Jaite, que comenzó a entrenarlo en julio de 2007, no se asusta ante metas tan ambiciosas. “Me parecen buenos objetivos, claros. Creemos que David va a tener un gran año, un año equilibrado. No apuntamos específicamente a ganar el Abierto de Australia, porque en la actualidad David, en todos los torneos que participe, tiene que apuntar a ganar.”
¿También en Australia? “Está en eso, también en Australia. Busca ganar éste como cualquier otro torneo.” Y Jaite –que en su momento le dijo “no” a Gastón Gaudio– vuelve a reír cuando recuerda que quizá la principal razón para la negativa de aquella vez fue impedir que los viajes lo alejaran demasiado de su familia. “Este año voy a acompañar a David en los cuatro Grand Slam y en todos los Masters Series. Ah, ¡y en Barcelona!”
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