Sáb 12.04.2008

DEPORTES • SUBNOTA  › LOS DISTINTOS GRUPOS QUE VAN A VER LA COPA DAVIS

Un público particular

En el Parque Roca conviven fanáticos ocasionales que buscan ser ingeniosos con puristas del tenis que los miran de reojo. Radiografía de los hinchas argentinos, que ayer se fueron tristes.

El público del tenis es raro. Pero el público del tenis que va a la Copa Davis es una especie distinta dentro de ese ambiente particular. En el Parque Roca conviven, serie tras serie, diferentes tipos de hinchas que son fácilmente diferenciables con un golpe de vista.

Un primer grupo lo integran los puristas del deporte blanco. Son aquellos hinchas, generalmente hombres, que van a disfrutar del espectáculo sin importarles demasiado quién finalice ganando. Se los puede identificar aplaudiendo los puntos de gran calibre del equipo visitante, haciendo gestos de disgusto cuando un argentino comete un error no forzado o enojándose a rabiar si alguno llega a tirar la raqueta contra el piso.

Otro sector del estadio es para los fanáticos ocasionales. Corneta en mano, camiseta de la legión, gorrito al tono esperan expectantes el momento justo para conseguir un grito original cuando el resto de la gente está en silencio. También son los que gritan “no, no” cuando el jugador visitante falla el primer servicio, presagiando una doble falta que casi nunca llega. Una aclaración necesaria: si bien ambas facciones conviven sin ningún problema, los integrantes del primer grupo miran de reojo a los del segundo, como poniéndolos a prueba cada instante para saber realmente si pueden entrar a ese segmentado ambiente.

La gama de personajes continúa con el adolescente que va vestido de tenista de pies a cabeza, con el que se ata el pelo “a lo Gaudio” con una colita bien tirante en la nuca, con las señoritas que lucen sus anteojos de sol aunque no haya sol, con los que pasan varios games/sets haciendo largas colas para comprar un sushi y varios subgrupos más.

Ayer, como en cada serie, todos estuvieron presentes, participando según las circunstancias del juego. Al principio, cuando Nalbandian ganaba bien y se encaminaba para una victoria cómoda, el público estaba como ausente. Después, cuando el cordobés comenzó a complicarse y a fastidiarse con el estado de la cancha y las decisiones de los jueces, la gente se levantó y empezó a alentar. En el partido de Acasuso la actuación fue más protagónica, intentando apaciguar –sin mucha suerte– y desconcentrar –con gritos durante el juego– una tarde de tenis sólida y sin fisuras del sueco Robin Soderling. Finalizada la jornada, con el 1-1 que dejó la serie más abierta de lo esperado, todos abandonaron el estadio con un sabor amargo. Pero hoy se volverán a encontrar. En una nueva jornada de Copa Davis, con todos los condimentos que esto implica.

Informe: Mariano Verrina.

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