Alberto Barilari y Jorge Aldrey son los querellantes que se presentaron en la causa abierta contra Fernando Miele por presunta administración fraudulenta. Se opusieron cuando eran vocales de San Lorenzo a la compra del sistema integrado de seguridad que le costó al club 1.800.000 pesos y, ahora, le siguen dando dolores de cabeza al ex presidente y, por añadidura, también a Julio Grondona. La diferencia es que hoy lo hacen desde el llano, porque en el último comicio no consiguieron ser electos por la lista que encabezaba Carlos D’Alessandro.
Aldrey sostiene que “en la causa hay elementos suficientes para demostrar que existe una administración fraudulenta. Miele ya no es presidente y nosotros no somos directivos. ¿Qué buscamos con esto? Seguir con nuestro compromiso hacia el fútbol argentino. Nosotros nos comprometimos cuando nos presentamos como querellantes. Y si jugamos fuerte ahora, es porque perseguimos la verdad”.
Por último, Barilari apuntó: “Nosotros no podemos asegurar un ilícito, aunque cabe la sospecha. El hecho de que en un club se inviertan casi dos millones de dólares en un acto despojado de transparencia, que se convoque a una asamblea para garantizar que ese negocio se termine haciendo y ni siquiera se analicen dos presupuestos de un tercio del valor de las cámaras, nos hablan de algo más que una mala gestión. Es un modus operandi que, no en vano, indica que el último año de la gestión Miele, terminó con más de 40 millones de pesos de pasivo y un descalabro completo. Y voy más allá de San Lorenzo. Es un ejemplo de cómo se manejó el fútbol argentino”.