La medida de los organizadores de permitir el ingreso de público a los entrenamientos de los equipos tuvo una excelente respuesta. Durante las cuatro horas que duró la práctica matutina del conjunto español, unas tres mil personas, en su mayoría chicos de diferentes escuelas de tenis, se juntaron para ver y alentar a los dirigidos por Emilio Sánchez Vicario. A medida que se iba desarrollando el entrenamiento, el público fue perdiendo la timidez y se permitió algunos aplausos para los jugadores españoles. Con el tiempo, los aplausos se transformaron en fuerte aliento y hasta en ovaciones, sobre todo cuando Sánchez Vicario dispuso en cancha el dobles para continuar con los ensayos. Luego, David Ferrer demostró su simpatía al subir a una de las tribunas para sacarse fotos y firmar autógrafos. Además, antes de meterse en el vestuario y abandonar el predio, Ventura, Granollers y Feliciano López tiraron a las tribunas más de veinte pelotitas para que unos cuantos chicos se quedaran con un souvenir.