De todos los hechos violentos protagonizados por dirigentes de fútbol hay testigos, grabaciones y juicios que terminaron con resultado diverso, incluso con el sobreseimiento de los imputados. El 12 de abril de 1993, el presidente de San Lorenzo Fernando Miele le pateó en reiteradas ocasiones la puerta del vestuario al árbitro Humberto Dellacasa (h) tras un 2 a 2 con Estudiantes jugado en la cancha de Huracán. El apriete o las amenazas verbales llegaron a la máxima excitación el 14 de octubre de 2008 gracias al actual presidente de Rosario Central, Horacio Usandizaga.

“Central va a salir o los voy a matar a todos estos hijos de puta, jugadores, técnicos o lo que carajo sean”, arengó durante la inauguración de una filial “canalla” bautizada Mario Alberto Kempes y a la que habían asistido mujeres y niños que escucharon su discurso plagado de agravios.

Juan José Muñoz, cuando era presidente de Gimnasia en septiembre de 2006, se metió en el vestuario del árbitro Daniel Giménez durante el entretiempo de un partido con Boca para increparlo. Un código futbolero no escrito habla de que es un sacrilegio invadir ese recinto sagrado, salvo que medie una invitación del juez. Al dirigente lo sancionó el Comité Ejecutivo de la AFA, pero en la Justicia ordinaria salió indemne.

Noray Nakys, omnipresente mandamás del Deportivo Armenio, se tomó a golpes con Raúl Ruiz, un ex futbolista de Defensores de Belgrano, el 1º de febrero del año pasado y retiró su equipo aduciendo una agresión. Conocido es su temperamento en las categorías del Ascenso, donde este tipo de historias son moneda corriente. El arrepentido ex jefe de Gabinete, Sergio Massa, le tuvo que pedir disculpas al árbitro Pablo Castagnino después de ponerle sus manos sobre el pecho y decirle “Vos no dirigís más a Tigre” en mayo de 2004.

Pero nadie llegó tan lejos como Francisco Ríos Seoane, prontuario policial 166.536, a quien se lo acusó de encargar el crimen de Ignacio Torres, un opositor a su gestión en el club Deportivo Español. El hombre terminó quemado vivo. Hasta en su propia tierra, no creen la coartada que dio el Gallego. La Voz de Galicia, el 8 de diciembre de 2001, tituló: “Ríos Seoane alegará incapacidad para eludir su juicio por homicidio en Argentina”. Hoy vive en un geriátrico del barrio de Almagro.