DEPORTES • SUBNOTA › UN GOLAZO DE HIGUAíN, OTRO DE TEVEZ Y ALGUNOS FANTASMAS
México, otra vez en el camino. Esta vez no hubo bombazo de Maxi, sino de Tevez, un cabezazo en offside del mismo Tevez y una gran pisada de Higuaín. Argentina ganó 3-1 y pasó a los cuartos. Pero no dejó la mejor imagen.
En un LCD full de 42 pulgadas, con un conversor de alta definición se ve fenómeno, hasta el último detalle. Todo se ve: las gotitas de transpiración de los jugadores, las venas hinchadas de los que patalean por el gol ilegítimo, el gol en fuera de juego, la cara del referí que quedó en off-side convalidando el gol, la alta definición de Higuaín (que juega en España) en el segundo gol, la high definition de Tevez (que juega en Inglaterra) en el tercero, el pánico nítido en las caras de los jugadores mexicanos antes de empezar el partido, el rosario de Maradona. Todo se ve. Y lo que no se ve en primera instancia, se ve clarito en las repeticiones. Y si no, un rato más tarde, ya en frío, cuando se editan los momentos culminantes. Toda la tecnología al servicio del espectáculo, más allá de la calidad del juego. Si toda esa parafernalia técnica también estuviera puesta al servicio de la justicia, en el primer partido del día se le podría haber otorgado a Inglaterra el gol de Lampard y en el segundo se le podría haber quitado a Argentina el gol que Tevez metió en un offside de más de 400 pulgadas. En uno y otro caso, los goles en cuestión empañan las victorias de alemanes y argentinos.
Porque Alemania hizo méritos suficientes para golear y Argentina también hizo méritos para pasar a la fase siguiente, sin necesidad de ayudín reglamentario.
Que el equipo de Maradona anduvo por debajo del nivel mostrado en los encuentros anteriores, que dio ventajas atrás, que regaló la pelota, es otra cuestión. Y eso, la sensación de que Argentina no jugó bien, se advirtió en jugadas que no suelen repetirse: pases apurados, pelotazos a cualquier parte, cambios de frente para sacarse de encima la pelota, giros a contramano con el rival que llega con la pelota dominada, tiros apresurados, impotencia del que lleva la pelota cuando encuentra todos los caminos cerrados por el rival. Con la chapa puesta, con el 3 a 1 en el bolsillo y el pase a los cuartos asegurados, seguramente habrá pocas autocríticas de puertas afuera. Lo importante, en todo caso, será que las haya puertas adentro.
Diego y sus colaboradores posiblemente se pregunten si estuvo bien que Verón recién entrara en el segundo tiempo; si Pastore no debió haber entrado antes para tener la pelota y para asociarse con Me-ssi; si no es mejor Clemente Rodríguez que Otamendi para tener un poco de salida por el lateral.
A la hora del balance, seguramente se va a poner en primera línea la capacidad goleadora de Pipita Higuaín, a quien, como se sabe, no se le puede dar un metro de ventaja. El gol nació como un regalo de Osorio, pero siguió como un regalo para la vista en la pisadita del ex jugador de River para gambetear al arquero y disparar enseguida hacia el arco vacío. Para que lo repitan (como lo hicieron, como lo van a seguir haciendo durante toda la semana) mil veces. Y lo mismo con el bombazo de Tevez. Inatajable por donde se lo mire. De frente, de perfil, con la cámara detrás del arco, con el ángulo invertido.
Lo malo es que Messi sigue zapatero, invicto. Cuando el partido se puso 3 a 0, Maradona y compañía imaginaron con seguridad que había llegado el día. Pero Messi no puede. Hizo una buenísima con doble amague y remate cruzado, pero se ve que hay una confabulación mundial de arqueros para lucirse con grandes atajadas cuando patea el pibe. Se puede suponer que con Pastore en la cancha un ratito antes, las posibilidades de gol de Messi podrían haberse ampliado, pero esto no pasa de una mera suposición.
Si se ve la grabación del partido frente a la tele ya no habrá nervios, ni preocupación, ni gritos tensos, ni desahogo con el pitazo final, a pesar de los dos goles de diferencia. Verlo de nuevo permitirá apreciar minucias tácticas que pasaron inadvertidas en vivo. Pero no es recomendable. Mejor juntar nervios, tensión y expectativa para el sábado próximo, cuando llegue el turno de los alemanes. Por ahora, para la mayoría de la gente, lo mejor es hacer tic con el control remoto, apagar la tele y festejar que el Mundial sigue.
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