Edgardo Bauza, contratado tras la sorpresiva salida de Juan Antonio Pizzi para ganar la Copa Libertadores, respondió a las expectativas y configuró un equipo confiable, que transitó la fase eliminatoria con mucha solidez, luego de lograr una dramática clasificación en la última fecha del Grupo. Pocos, quizás sólo el técnico, un hombre del fútbol confiado en su experiencia y capacidad de trabajo, imaginaban el desenlace de esta noche en el Nuevo Gasómetro, tras el empate 1-1 con Independiente del Valle en Ecuador, que dejó al equipo al borde de una nueva eliminación en la primera ronda.

Por entonces, el técnico no encontraba seguridad de mitad de la cancha hacia atrás y las respuestas ofensivas sólo las encontraba en individualidades como Angel Correa o Ignacio Piatti, a quienes perdió en la última recta de la competencia. La irregularidad en la Libertadores y el torneo Final 2014 provocaron miradas desconfiadas del público sanlorencista, pese a los pergaminos exhibidos.

Bauza, de 58 años, llegó con una Libertadores ganada en Liga Deportiva Universitaria de Quito en 2008, cuando justamente eliminó por penales en cuartos de final al San Lorenzo de Ramón Díaz, con Andrés D’Alessandro, Gonzalo Bergessio y Agustín Orión en la cancha.

El técnico, que además alcanzó las semifinales con Central en 2001 y ganó la Recopa Sudamericana 2010 en el club ecuatoriano, nunca se apartó de sus convicciones coperas hasta brindarle al equipo una identidad clara desde la milagrosa clasificación ante Botafogo en el Nuevo Gasómetro, la última fecha.

Con una formación base, que sólo modificó por variantes obligadas, transformó a San Lorenzo en un equipo invencible de local (no recibió goles en la fase eliminatoria) y con personalidad fuera de casa para defender las diferencias que marcó en el Nuevo Gasómetro.

A Gremio y Cruzeiro de Brasil, dos ex campeones con pretensiones de título, los marginó en octavos y cuartos de final, mientras que en las últimas instancias sacó a dos rivales de menor tradición: Bolívar de Bolivia y Nacional de Paraguay.

Con esta conquista, Bauza se convirtió en el cuarto técnico que ganó la Libertadores con dos equipos diferentes. Carlos Bianchi, el más ganador de la historia del torneo, lo hizo con Vélez (1994) y Boca (2000, 2001 y 2003); el brasileño Luiz Felipe Scolari, con Gremio (1995) y Palmeiras (1999), y su compatriota Paulo Autuori, con Cruzeiro (1997) y San Pablo (2005). Alcanzó su máximo logro con un club argentino, en su quinta experiencia tras una etapa en Central (2000-2001), otra en Vélez (2001-2002) y dos en Colón (2002-2003 y 2005-2006).