Entre los varios argentinos que cuentan con máquina y equipo para cumplir un papel más que digno, se destaca Orlando “Orly” Terranova, el controvertido mendocino que con todas las ediciones sudamericanas disputadas aspira a tener chances de una victoria absoluta, lo que sería un acontecimiento realmente inusual. “Uno corre para ganar. Vamos a salir a buscar nuestro ritmo y a aprovechar los errores ajenos”, confía el volante del Mini número 305. “Estamos más cerca de vencedor que en las demás ocasiones, es muy difícil pero no imposible.”

Después de haber terminado quinto en las últimas dos ediciones del Dakar, Terranova se ve como aspirante al triunfo. “Es una carrera de mucha serenidad, de mucha inteligencia. Es una carrera que te va golpeando. Si no te gusta la presión, un Dakar no es recomendable.” Identifica a los rivales: “Nasser (Al Attiyah), Nani (Roma), cuidado con (Stephane) Peterhansel, con (Carlos) Sainz, también (Giniel) De Villiers”. Los demás argentinos encumbrados en la categoría de autos, como su coterráneo Lucio Alvarez, Federico Villagra, Emiliano Spataro o el “Pato” Juan Manuel Silva no entran en su cálculo.

–Además de la general, ¿no se corre una especie de clasificación extraoficial entre los pilotos argentinos? ¿No se mide también qué hacen ellos?–quiere saber Página/12.

–Corro contra todos, todos los rivales me merecen respeto. Pero cada disciplina tiene su especificidad. Yo no sé correr bien en un auto de pista, no ando tan rápido en un rally común, pero acá me destaco; y Federico Villagra, que ganó muchos campeonatos de rally, vino al Dakar y era dos segundos por kilómetro más lento... Cuesta tiempo adaptarse al Dakar. No corro especialmente contra los argentinos, pero sí me da mucha alegría ver cómo el proyecto argentino va creciendo, después de lo que iniciamos hace muchos años. Villagra ya va por el segundo año, el equipo Renault (con Spataro y José García) se consolidó, eso es muy bueno.

Más allá de sus rivales locales, Terranova tiene un plan de carrera. “Quiero hacer una prueba veloz y prolija desde el inicio. En la primera etapa, Peugeot y Toyota van a funcionar bien, porque los caminos son rápidos, pero después del tercer día nos vamos a dar cuenta cuál es el panorama real. Quiero llegar a la etapa maratón (en la que los autos se pueden reparar solo sin asistencia y con los repuestos que se llevan a bordo) en condiciones de que el equipo tenga que trabajar para nosotros y no yo para alguien más”, asegura. “Por suerte conocemos el auto de punta a punta, nos pasamos una semana en Alemania con Ronnie (Bernardo Graue, su navegante) desarmando el auto y volviéndolo a armar. Somos muy rápidos en superficies mixtas, quiero poder sostener el ritmo, porque el año pasado me ocurrió que si ganaba una etapa, al día siguiente estaba muy fatigado, quiero ser más regular.”

Dentro del equipo Mini (“una escuadra que, como todo equipo alemán, es muy ordenado pero tiene mucha competencia interna”) las simpatías y las rivalidades están marcadas. “Con Nani (Roma, el ganador de la edición 2014) se puede construir en el equipo, conversamos mucho, es confiable; con Nasser (Al Attiyah, el príncipe de Qatar ganador de la edición 2010) hay que tener más cuidado”, señala el mendociono. “Es muy talentoso, pero como buen árabe no juega en función de equipo. ¿Por qué? Bueno, es especial, piensa mucho en él, es muy agresivo en el camino pero se hace agresivo arriba y abajo del auto. Nasser piensa que Alá siempre lo protege y, por lo tanto, ante la duda, acelera, en circunstancias en la que uno levanta el pie del acelerador...”

Las dos semanas de Dakar no serán sencillas en el equipo defensor de la corona. “Las órdenes del equipo figuran en el contrato –revela Terranova– Por eso quiero estar adelante, para que las órdenes no sean para mí.”