En julio de 2005, la Policía Federal retuvo por unas horas en el aeropuerto de Belo Horizonte a George Hilton. Llevaba once valijas con una considerable suma de dinero que nunca fue esclarecida. Una versión señalaba que eran 600 mil reales. Lo acompañaba otro pastor de la Iglesia del Reino de Dios, con quien volvía de la ciudad de Poços de Caldas. Las autoridades le creyeron que llevaba donaciones de sus fieles y lo liberaron sin que tuviera ulteriores consecuencias judiciales.

Ese episodio volvió a ser recordado por los medios brasileños cuando la presidenta Dilma Rousseff lo nombró para el cargo de ministro de Deportes. Oriundo de Bahía, pero afincado por muchos años en Minas Gerais, Hilton era por entonces un desconocido diputado estadual del PFL (Partido del Frente Liberal), hoy disuelto, pero tan conservador como el que hoy integra: el Partido Republicano Brasileño (PRB).

El nunca aclarado affaire de las maletas con el presunto diezmo le valió que las autoridades del PFL lo expulsaran de sus filas. Reciclado en la política, pero consecuente con la iglesia que fundó Edir Macedo en 1977, el pastor siguió predicando hasta que un día de 2007 llegó al Congreso. En las últimas elecciones consiguieron entrar 34 de sus miembros al Parlamento brasileño. A Hilton no le ha ido mal desde que combina la política y la religión en dosis adecuadas. De su declaración patrimonial se desprende que en 2006, cuando fue elegido por primera vez diputado federal, acusaba un patrimonio de 294 mil reales; al ser reelecto en 2010 subió su capital a 472 mil y en 2014, cuando renovó su banca de nuevo, declaró tener 669 mil reales. Además de otros bienes materiales.

Hace un año, el Comité Organizador de Río de Janeiro 2016 divulgó que su presupuesto para los Juegos ascenderá a 7000 millones de reales. Esa suma, con las actualizaciones necesarias, será supervisada por el ministro pastor. Acostumbrado a manejar el diezmo de una iglesia en expansión, sospechada de fraude e imposiciones de donativos a sus fieles, Hilton puede que no sepa de deporte, pero sí de números.