Siempre criticado, sólo su actuación en el Mundial de Brasil moderó los reclamos. Sergio Romero sigue siendo el arquero titular de la Selección Argentina, como desde hace seis años. En el arco ya comparte una marca con Ubaldo Fillol, campeón del mundo en 1978, la de la mayor cantidad de presencias en el equipo nacional.

“Ojalá siempre pudiese compartir el record con el Pato Fillol. Ya lo dije una vez y ahora me pasa lo mismo. Es un honor alcanzar a uno de los mejores arqueros que dio el fútbol mundial”, señaló Romero tras igualar en el partido contra Ecuador la marca de 58 partidos que poseía Fillol; en esa cantidad de encuentros le señalaron 46 goles, seis menos que a su antecesor en su período. En el próximo compromiso, frente a Bolivia, el 6 de junio, podrá quedarse con el primado máximo. “A Sergio lo conozco de pibe. Es un gran profesional, con unas condiciones bárbaras, y excelente persona. Merece lo que está logrando”, lo elogió ayer Fillol.

“El Pato es mi padre futbolístico y siempre le voy a estar agradecido, desde mis inicios en Racing. Esto también es un premio al trabajo, al esfuerzo y a la ayuda de mis compañeros”, indicó Romero, que volvió a ocupar el arco en el encuentro ante los ecuatorianos. Su última presentación había sido el 12 de noviembre de 2014 en el triunfo 2-1 ante Croacia en la ciudad de Londres. No había sido de la partida en los dos amistosos anteriores: en la caída 1-0 ante Portugal (18 de noviembre de 2014) y la victoria 2-0 frente a El Salvador (28 de marzo de 2015), en los que atajó Nahuel Guzmán.

“Gracias a Dios pude volver a jugar, estoy contento y fue un gran partido –repasó Romero–. Dimos otro paso importante rumbo a la Copa América, se mejoraron algunos aspectos y creo que estaremos en buena forma para ese campeonato. Fue una buena prueba, ellos juegan bien, pero nosotros mejoramos en el segundo tiempo y por suerte terminamos con una victoria”, sintetizó.