DEPORTES • SUBNOTA › OPINIóN
› Por Gustavo Veiga
Casi quince años pasaron desde que Fernando Marín tomó el control de Blanquiceleste SA, el 29 de diciembre de 2000. Hoy vuelve al fútbol desde otro lugar (público y ya no privado), en otra función, elegido por el presidente electo, Mauricio Macri, para que maneje un tema sensible. El empresario publicitario, también con intereses comerciales en el deporte, dejó en la zozobra económica a Racing. Su gerenciadora será recordada como la que contrató a Reinaldo Merlo, el técnico que sacó campeón a Racing en 2001, pero además es la que se asoció con dos sociedades off-shore, una de ellas del multimillonario jeque etíope Mohammed Hussein al Amoudi. Ambas operaban en condiciones irregulares en la Argentina, sin cumplir con normas de la Inspección General de Justicia (IGJ).
Página/12 publicó la primicia sobre esta relación que Marín ocultaba el 16 de mayo de 2005. La nota, titulada “El verdadero dueño de Racing”, tomó por sorpresa al empresario que no pudo negar el vínculo con Elmtree Investment Company Limited, la compañía de Al Amoudi con sede en las Islas Vírgenes, ni con Bergo Anstalt, inscripta en Liechtenstein. Las acciones de Blanquiceleste, que administraba Racing, se comprobaría en la investigación que eran controladas en un 48 por ciento por esas sociedades.
El jeque, cuya fortuna según Forbes se estima en 11 mil millones de dólares, había colocado en el directorio de Blanquicelste a Karim Karaman. Marín era el presidente y al retirarse de la gerenciadora lo sucedió Fernando Enrique De Tomasso. Al Amoudi, un multimillonario vinculado con la FIFA, había sido condecorado por Joseph Blatter en 2004 por su labor a favor del fútbol etíope. El ahora responsable del Programa Fútbol para Todos, mientras pudo ocultarlo, siempre definía a su socio como “muy poderoso” y un hombre que tenía “cien veces más dinero que yo”.
Un día ya no pudo negar quién era ese empresario misterioso, cuya fortuna se mutiplicó desde entonces (hace diez años era de 1500 millones). Marín se alejó de Racing en 2006 y desde entonces no volvió a involucrarse en emprendimientos futbolísticos. Ahora regresa de la mano de Macri, un viejo amigo, con afinidades comerciales en el deporte que vienen de aquella etapa en que ambos conducían a dos de los clubes más importantes de Argentina. El primero asumirá la presidencia de la Nación el 10 de diciembre. Marín vuelve para controlar el patio trasero del fútbol y la siempre conflictiva relación con los clubes.
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