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Sabe retirarse a tiempo
Por José F. Sanfilippo
Siempre pensé que uno tiene que dejar el fútbol antes de que el fútbol lo deje a uno. Cuando volví de Brasil, un hincha de San Lorenzo me llevó a hablar con Osvaldo Valiño, presidente de San Lorenzo, para que terminara mi carrera con la camiseta que me vio nacer. Tenía 37 años, era una apuesta difícil, arriesgar muchísimo; pero uno no lo piensa. Empecé a jugar y la primera pelota que toqué la metí adentro, en un partido contra Colón. Hice siete goles en cuatro partidos, y todo iba bien, pero después me cayó la realidad encima. San Lorenzo ganó el campeonato ante River, en cancha de Vélez, y después de festejar me paré en el campo y busqué con la mirada a mi hijo que estaba en la platea, emocionado. Una cámara tomó en primer plano la escena y cuando vi las imágenes y escuché al locutor que decía “nació para ser campeón”, me di cuenta de que era el momento de retirarme, pleno de felicidad. Si el Beto Acosta es todo felicidad en este momento, ¿para qué arriesgar?
Cuando empezó este torneo yo lo critiqué, porque no había arrancado bien, aunque por suerte Gorosito, que es su amigo, lo bancó, y eso fue muy importante. Cuando te bancan, llega un punto en el que las cosas te empiezan a salir. Acosta también se retira feliz. Y creo que cuando uno se retira feliz, va a tener 200 años y va a poder seguir hablando de fútbol.
Claro que el momento de la decisión es muy personal y muy difícil, pero hay que saber tomarla a tiempo, como digo yo, “antes de escuchar el murmullo de la tribuna”, porque el hincha es un fenómeno, pero no te perdona. Necesita resultados, goles, y si no se los das... empieza el murmullo.
Acosta es un jugador completo, muy técnico y, lógicamente, experimentado. Si Ronaldo es diez puntos como delantero y goleador, Acosta se merece un ocho. Ojalá pueda continuar vinculado a San Lorenzo, como tantos otros jugadores que trabajan en el club, que le hagan un lugarcito para que, por ejemplo, prepare goleadores. Eso es necesario, porque la nuestra es una raza especial, que está en extinción.
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