Alrededor de 70 hinchas de Croacia se acercaron al BALTC para alentar a sus jugadores. Con banderas de su país, las clásicas camisetas cuadriculadas de la selección de fútbol y hasta con bufandas del Hadjuk Split, equipo del que es fanático Goran Ivanisevic, los simpatizantes visitantes le aportaron su colorido a la tarde. A diferencia de los australianos, que habían llegado a Argentina especialmente para ver la serie y luego continuar con su viaje de turismo por toda Sudamérica, casi todos los hinchas croatas pertenecen a la comunidad residente en el país. Muchos de ellos, sobre todo los más jóvenes, nacieron aquí. Por eso no sorprendía que en varias ocasiones sus gritos de aliento se mezclaran con algún “Vamos Ivo” o “Dale Iván” bien argentinos.
Además del embajador de Croacia en Argentina y de la cónsul en Buenos Aires, entre los fanáticos visitantes se encontraba un hincha ilustre. Vestido con un elegante traje oscuro y un sombrero beige, Ante Garmaz se acercó para estar junto a sus compatriotas, aunque admitió que el tenis no le gusta y que no lo entendía. “A mí me encantan el fútbol y el básquetbol”, reconoció Garmaz. Según le contó a Página/12, su intención era invitar a Ivanisevic para que lo acompañe mañana a la Bombonera para ver Boca-Unión. Todavía no logró su objetivo ya que ni siquiera pudo hablar con el ganador de Wimbledon. “Los tienen muy acorralados”, se lamentó.
Frustrado, Ante se fue durante el segundo set del partido que Chela le ganó a Karlovic. Más allá de su intento fallido, Garmaz se llevó una alegría: cuando desde una de las tribunas lo reconocieron, el canto surgió espontáneo: “Ole, ole//Ante, Ante”. Al escuchar la ovación, saludó con elegancia y se retiró del estadio.