DEPORTES
• SUBNOTA › DESDE BAHIENSE DEL NORTE HASTA FIGURA DE LA NBA
Una varilla cada vez más alta
› Por Ariel Greco
A fines de los ochenta y principios de los noventa, el ucraniano Sergei Bubka sorprendía al mundo cuando, centímetro a centímetro, batía sus propios records mundiales de salto con garrocha. En cada torneo, Bubka colocaba la varilla un centímetro más alto para romper su marca y, sobre todo, para cobrar el millón de dólares que percibía cada vez que lo conseguía. Y en ese momento, nunca se tenía certeza hasta dónde podía llegar y qué tan alto tenía el techo.
Con otros medios y con otros fines, la trayectoria de Emanuel Ginóbili parece tener una analogía con lo que lograba el brillante ucraniano hace quince años. Desde el 29 de septiembre de 1995, cuando debutó en Andino de La Rioja con tres triples ante Peñarol, en Mar del Plata, hasta anoche, que logró su segundo título en la NBA, el hijo de Yuyo y Raquel siempre puso la varilla un centímetro más alto. Y, claro, siempre la saltó.
Su primera meta fue convertirse en jugador de la Liga Nacional, como sus hermanos Leandro y Sebastián, y cumplir con la profecía que decía que era “el más talentoso de los tres”. Se puede decir que lo logró cuando lo nominaron como “el mejor debutante de la temporada”. Su siguiente paso resultó más costoso. Zafó el último corte de la preselección para integrar el plantel sub-22 que obtuvo el segundo lugar en el Sudamericano de Victoria 96. Era el jugador número 12 del equipo, en lo que fue su primera convocatoria con una camiseta argentina. No conforme, dobló la apuesta: tuvo más minutos en el tercer puesto en el Panamericano de Caguas y ya fue figura en el Mundial de Australia ’97, donde la Selección terminó cuarta y donde se empezó a gestar el futuro equipo subcampeón del mundo y campeón olímpico. Ah, sin proponérselo, en ese torneo deslumbró a un tal R. C. Buford, que años más tarde sería clave en su trayectoria. Buford era el general manager de los Spurs y quien más insistió en llevarlo a San Antonio. También le sirvió para ganarse un lugar en el plantel de la Mayor que finalizó octavo en el Mundial de Grecia ’98.
El final de la temporada 97/98 significó su último partido en Estudiantes de Bahía Blanca y el momento de dar el salto a Europa, gracias a su pasaporte comunitario, tras haber sido elegido el jugador de mayor progreso de la liga local. Otra vez, no se conformó sólo con llegar. Comandó al Reggio Calabria al ascenso y llamó la atención de la Kinder Bologna, un grande de Italia. Allí empezó realmente a cambiar la historia: en la gloriosa 00/01 logró el triplete, con el título de la liga, de la Copa de Italia y de la Euroliga, donde fue escogido el mejor jugador de la final.
El listón llamado Europa ya estaba superado, pero todavía había más. En 1999, San Antonio Spurs lo había elegido como una apuesta en el puesto 57 del draft y tres años más tarde hacía uso de esa opción, luego de que Buford se impusiera en la pulseada con el entrenador Gregg Popovich. Al técnico que ahora afirma que Manu es uno de los jugadores más competitivos que ha dirigido no lo convencía su capacidad defensiva y pretendía incorporar al croata Gordan Giricek. Pero lo concreto es que el 29 de octubre de 2002 debutó con siete puntos ante Los Lakers y se dio el gusto de marcar durante algunos minutos a Kobe Bryant.
Las varillas siguientes ya son más conocidas. Título con San Antonio en su temporada debut, participación en el Juego de las Estrellas, 48 puntos anotados en un partido de serie regular, 39 en uno de play offs, figura en las finales de la liga y elogios de casi todo el planeta NBA, desde sus rivales hasta Charles Barkley, su fanático número uno. Lo mismo con la Selección. Subcampeón del mundo en Indianápolis y elegido en el quinteto ideal del torneo, campeón olímpico y mejor jugador en Atenas, héroe en los históricos triunfos ante Estados Unidos y ante Serbia y Montenegro...
Como ocurría con Bubka, con cada salto superaba una barrera. Habrá que ver hasta dónde tiene pensado subir Emanuel Ginóbili, el pibe que nunca soñó con llegar a la NBA y que apenas se conformaba con jugar en la Liga Nacional.
Nota madre
Subnotas