En una reunión informal, llevada a cabo la semana pasada, el titular de la Asociación Argentina de Tenis, Enrique Morea, reconoció que era muy difícil para la entidad generar mecanismos para seguir de cerca la problemática del doping y evitar los casos positivos entre los tenistas argentinos. La idea de programar una serie de controles sorpresivos para los tenistas choca con la imposibilidad de hacerlos obligatorios, según reconocieron otros dirigentes de peso. Pero también es cierto que son esos mismos jugadores los que componen el equipo de Copa Davis, el acontecimiento que representa la principal fuente de ingresos de la AAT: cada serie de local le deja unos 100 mil dólares de provecho a la entidad.