Sáb 29.07.2006

DEPORTES • SUBNOTA  › OPINION

Todo lo demás es política

› Por Facundo Martínez

Con lógica implacable, el presidente de Boca, Mauricio Macri, se propuso intervenir, a su modo y con su fuerza, ante la AFA, que pretende que Coco Basile ocupe ya el cargo que le ofreció Julio Grondona. Incluso hay quienes argumentan que Macri debe defender los intereses del club y ven, mezquindades mediante, como necesario que el entrenador cumpla el contrato firmado con el club. No hizo falta que el propio dirigente expusiera el planteo. Los alcahuetes son rápidos para estas cuestiones. El mecanismo de negociación ante la AFA salta a la vista.

Otro absurdo será la presencia de Basile en la reunión. Si, tal como adelantó Macri, el lunes Boca le pide a Grondona que permita a Coco seguir en el club hasta diciembre, para “una transición ordenada”, que el entrenador esté en esa mesa sólo se justifica si, llegado el caso, su palabra permitiera forzar el desempate. Y sería injusto que Boca exponga de esa manera a Basile. Y no tiene sentido. Basile ya aceptó la propuesta de Grondona.

Puede ser que, por cómo se precipitaron los hechos, Macri se sienta en estos momentos seducido y abandonado. Esa sensación incluso debe aumentar si se le suma el detalle de que Grondona, estratega provocador sin remedio, optara por elegir a Pedro Pompilio, el vice primero, como primer interlocutor en el asunto. La situación, toda, tomó a Macri por sorpresa. Tanto que, en pocos días, pasó de la generosidad, de estar orgulloso de que la AFA se fijara en el DT de Boca, a la avaricia, presentando obstáculos para retrasar la partida de Basile. El haberse quedado en pocos días sin candidatos empeoró las cosas. Y ni hablar de las declaraciones de Maradona, que sólo sirvieron para que el Ruso Ribolzi se bajara de lo que parecía una alternativa válida: reemplazar al Coco hasta diciembre.

¿Desde dónde se para Macri para creer que es posible que la Selección ceda seis meses de trabajo sin DT, lo que él llama una “solución creativa”? ¿O quizá se trate sólo de presentar una estrategia de tira y afloje para que lo finiquitado tome color de gentileza del club, merecedora de alguna bendición? ¿Acaso no alcanza Macri a comprender la importancia de la Selección para los clubes, los jugadores y los hinchas?

Resulta imposible imaginar un miserable mayor que aquel capaz de dar y, arrepentido de su generosidad, exigir inmediatamente el reembolso. Boca tiene grandeza, historia y mejores principios para asumir la salida de Basile, más allá de que se trate de una pérdida importante. El resultado de este juego no debería ser, por nada, la renuncia obligada de Basile a Boca. Que el Coco regrese a la Selección por la puerta más grande, que Boca se sienta verdadero orgulloso por su renuncia. Lo demás es política, de la más básica, por cierto.

Nota madre

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