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Un esfuerzo compartido
Son muchos los futbolistas de Primera o consagrados que dedican su tiempo libre o parte de sus esfuerzos a colaborar con los más necesitados. El caso más famoso es el de Marcelo Gallardo, que armó una fundación en Merlo en la que asistía a 150 chicos antes de enfrentar dificultades económicas que lo obligaron a bajar la cortina. Javier Zanetti, otro integrante de la Selección, también formó su propia fundación, a la que bautizó como PUPI, siglas de “Por un piberío integrado”. Pupi es como lo conocen al jugador.
Germán Burgos repartió juguetes entre pibes carenciados, y Matías Almeyda colaboró con un comedor escolar en su ciudad natal, Azul. Juan Sebastián Verón estaba en trámites para armar una fundación en La Plata.
Otro de los que realiza tareas solidarias es Jorge Quinteros, ex San Lorenzo y Chacarita, hoy en Talleres, que junto a su familia abrió un comedor para chicos en la zona norte del Gran Buenos Aires.
Guillermo Barros Schelotto coordinó actividades de futbolistas que concurrían a distintos hospitales de niños, y Carlos Bianchi preside una fundación, “Por un mundo mejor”, que ayuda a niños carenciados de Córdoba.
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