Lun 31.01.2011

DIALOGOS • SUBNOTA  › ¿POR QUé NORA SABELLI?

Convivir con la ciencia

› Por Mariana Carbajal

Nora Sabelli deleita cuando habla. No sólo porque lo que dice resulta interesante, sino porque lo cuenta de forma atractiva. Esta química teórica argentina es una de las más importantes especialistas en Tecnologías y Aprendizaje de los Estados Unidos, donde vive desde la década del sesenta, cuando decidió irse del país luego de la Noche de los Bastones Largos. Casi que el inglés es ya su primer idioma y a veces le cuesta encontrar una palabra en castellano para expresar exactamente lo que quiere decir. Vive cerca de San Francisco. Fue directora de Educación y Recursos Humanos de la National Science Foundation (NSF), el equivalente al Conicet, donde trabajó en Aprendizaje, Sistemas Inteligentes y en Investigación en Educación. Se desempeñó en la Oficina de Políticas en Ciencia y Tecnología (OSTP), que sirve como fuente para el análisis y la evaluación del presidente de EE.UU. en ciencia y tecnología. Actualmente es mentora de gente joven, y a la vez investigadora senior en el Centro Nacional para Aplicaciones de Supercómputos de la Universidad de Illinois, y codirectora del Centro para la Tecnología en Aprendizaje (CTL) del Stanford Research Institute (SRI Internacional), desde donde estudia lo que pasa en las aulas cuando se aplican nuevas tecnologías, cómo cambian las clases, qué piensan los padres y los chicos. También está trabajando con una serie de grupos sobre cómo crear infraestructura para producir suficiente gente bien preparada para la economía del conocimiento, cuenta. En la Argentina, fue designada como integrante del Consejo Asesor del programa Conectar-Igualdad, por el cual el Gobierno está distribuyendo netbooks a todos los estudiantes y docentes de escuelas secundarias públicas del país. Hace pocas semanas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le otorgó el premio Raíces, destinado a los científicos argentinos que desde el exterior colaboran con el país. Tiene dos hijos, uno es ingeniero y otro abogado con gran pasión por la historia de los derechos humanos, y dos nietas, de 6 y 4 años: a la mayor, cuenta, le está enseñando física: “¿Cómo? A ella le llamaban mucho la atención las sombras, hablar de las sombras, es hablar de física”, señala. Enamorada de las TIC, en una extensa charla con Página/12 analizó su incidencia en la educación y el desarrollo de propuestas didácticas.

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