Biólogo por la Universidad de Buenos Aires, se desempeñó como director de planta en la industria farmacéutica y como profesor en diferentes universidades nacionales y en la escuela media. Desde hace un cuarto de siglo se dedica a la divulgación científica y a investigar temas relacionados con la enseñanza de las ciencias. Está al frente del Programa de Comunicación y Reflexión Pública sobre la Ciencia del Centro Cultural Ricardo Rojas, de la UBA. Trabajar en un ámbito extracientífico le permite, entre otras cosas, “realizar una lectura de la ciencia como parte de la cultura contemporánea, estar inmerso en un montón de discusiones sobre otros campos, que no son propios de la ciencia”, asume entusiasmado.

Wolovelsky es un apasionado del pensamiento crítico y de la discusión reflexiva. En cada una de sus explicaciones le gusta mucho citar a científicos de todos los palos para apoyar cada una de sus aseveraciones. “Lo que necesitamos acá, justamente, es una diversidad de lugares, de actores, que disputen el problema de la ciencia”, afirma.

Es autor de numerosos libros de su especialidad, entre los que se pueden nombrar: El medio interior. La experimentación con animales; El anteojo de Galileo; Iluminación. Narraciones de cine para una crítica sobre la política, la ciencia y la educación; Un puente entre dos culturas. Pensar a Stephen Jay Goud desde la Argentina (comp.); El sapo y el escorpión; ¡Eureka! Tres historias sobre la invención en la ciencia, entre otros.

Desde el área que coordina en el Centro Cultural R. Rojas producen Nautilus, un revista de divulgación científica pensada para ser leída en forma compartida por púberes y adultos. “La idea es que el maestro comparta cosas con los alumnos, desde el lugar de adulto y de alguien que debe pensar la sociedad contemporánea, pero no necesariamente que sea un experto en ciencias”, propone.