Lun 20.02.2006

DIALOGOS • SUBNOTA  › POR QUE DIANA MAFFIA

Desnudar los estereotipos de género

› Por M. D.

Los estereotipos de género, esas imágenes estáticas que se delinean con atributos universales para lo femenino y lo masculino y que pretenden pasar por naturales, están fuertemente cuestionados sobre todo por la presión del feminismo durante los últimos cincuenta años. Sin embargo, su supervivencia que ampara en terrenos privados, a veces invisibles, como las relaciones amorosas, familiares, la educación en la edad temprana, las relaciones laborales y, por supuesto, en las instituciones cerradas que se pretenden impermeables a los cambios sociales. La doctora en Filosofía Diana Maffía es una de las voces más lúcidas a la hora de delatar las inequidades que se enquistan en las relaciones estereotipadas entre los géneros, como es el caso de la figura del “crimen pasional” o, yendo al plano judicial, del modo en que se aplica el atenuante de la emoción violenta y en lo privado la forma en que concebimos la pasión o el amor.

Amor, locura, drama, pasión y muerte, palabras que funcionan en cualquier texto, sobre todo periodístico, como un imán para la atención; capaces de borrar los límites de lo informativo para construir relatos cerrados en sí mismos, descarnados, tan hipnóticos como las novelas de la tarde. “Montan una escena pornográfica por lo fragmentada, es como si se pusiera una lupa que amplía exageradamente y a la vez recorta los hechos del entorno social, del camino que se siguió para llegar hasta ahí. Y esto sirve como advertencia, como modelo de lo que puede llegar a ocurrir en una relación cuando las cosas se salen de cauce”, dice Maffía, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la UBA y coordinadora académica del Instituto Hannah Arendt. ¿Y qué quiere decir que las cosas se salgan de cauce? En el caso de las mujeres, que son víctimas de la inmensa mayoría de lo que habitualmente se llama “crímenes pasionales”, no dejarse poseer. “Esto es castigado. Es un modo de disciplinamiento, una advertencia –dice Maffía–, un mensaje que se emite más allá de una víctima concreta.”

Así, el mote de “pasional” –como se describió en la semana que pasó, una serie de hechos que tuvieron su clímax en el local de comidas rápidas de Congreso donde un policía mató a su pareja y se suicidó– encubre más de lo que relata, confina en un modo violentísimo y supuestamente aislado de catarsis un modo de relación posesivo naturalizado.

Entre 1998 y 2003, Maffía fue defensora adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en el área de derechos humanos y equidad de género, además de haber dado clases en universidades tan diversas como la Complutense de Madrid, la Autónoma de México, la Nacional de Colombia y en las distintas provincias argentinas. Como coordinadora académica del Instituto Hannah Arendt ha promovido seminarios en los que se rescata la historia política del feminismo y de las mujeres en general, abiertos a públicos eruditos o académicos.

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