DIALOGOS • SUBNOTA › ¿POR QUE ENRICO CALAMAI?
› Por A. D.
Aunque de ninguna forma lo acepta, para algunas decenas de exiliados políticos Enrico Calamai fue una suerte de héroe al estilo de Oskar Schindler. Cónsul italiano en Buenos Aires entre 1972 y 1977 salvó de la muerte a decenas de personas a quienes ocultó en el consulado, en casas de conocidos o entre algunos religiosos del Puerto de Buenos Aires para poder mandarlos a Roma con pasaporte italiano. Hizo lo mismo en Chile con otros 250 refugiados políticos instalados en la embajada italiana durante el golpe de Augusto Pinochet. Su tarea le costó la carrera diplomática. Italia lo sacó del país en 1977 para mandarlo a Nepal y Afganistán. El año pasado, el gobierno de Néstor Kirchner lo condecoró en Roma con la Orden del Libertador en el grado de Comendador por el trabajo que hizo durante el golpe militar argentino, una experiencia que dejó escrita en su libro Sin asilo político”. Hace unas semanas, Calamai pasó por Buenos Aires para sumarse a los actos por los 30 años del golpe. Por pura curiosidad y por presupuesto, decidió alojarse en el Bauen, el hotel recuperado de la avenida Callao. La entrevista tuvo lugar en ese ámbito y en un contexto de revisión política singular que le permitió al ex cónsul hacer confesiones espinosas que en otro momento no hizo.
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