DIALOGOS • SUBNOTA › ¿POR QUE MARK ALAN HEALE?
› Por M. W.
Mark Alan Healey es norteamericano, hijo de predicadores evangelistas. La vocación misional de sus padres hizo que recalaran en Argentina entre 1977 y 1979. Healey, que ahora tiene 37 años, hizo tres años de la escuela primaria acá. Aprendió el idioma con la capacidad de absorción que tienen los pibes y hoy habla un castellano perfecto si así puede definirse al que porta los modismos, las muletillas y el acento de los porteños. Volvió a su país, estudió arquitectura, tiene un grado en Berkeley. Luego viró al estudio de la historia y se especializó en la intersección de arquitectura, historia y política que es el terremoto de San Juan. Un cruce que él considera borgeano, “uno transita caminos que están preparados, sin saberlo”. Healey estudia y desentraña lo sucedido como consecuencia del terremoto desde hace años, con la dedicación que muy pocos centros académicos argentinos pueden propiciar. Dos años estuvo en el terreno, alguno más manejando material, se tomará varios meses para escribir un libro. La semana pasada terminó uno de sus habituales viajes a Argentina, fue entonces cuando dialogó con Página/12.
Es sencillamente asombroso lo que sabe Healey de ese episodio, fundante pero poco estudiado, de la historia argentina. Y también lo es la elaboración que logra este lungo baby face, cuya cara sonriente corrobora su ascendencia irlandesa.
A partir del terremoto, sin casarse con prejuicios locales, Healey construye un microcosmos de lo que fueron el peronismo, su oposición, el estado populista, la relación entre el justicialismo y los poderes políticos provinciales. Ese aleph no tiene por qué ser un relato confortante para quien propone visiones maniqueas o monocolores. Los peronistas encontrarán incómodo lo que relata acerca del manejo de los fondos y la frustración de una obra pública magna. Los críticos del populismo deberán hacerse cargo de un fresco costumbrista (digno de Arturo Jauretche) acerca de la relación entre los peronistas, los contreras y los sectores populares, expresado en las tres respuestas referidas a la Fundación Evita.
Healey no es único estudioso nacido o financiado fuera de Argentina que aporta a nuestro saber social mucho más que la mayoría de los académicos locales. Hay varios, pocos superan los 40 años. Una parte de la asimetría deriva de las distintas posibilidades que tienen, en tiempo y en recursos materiales. Otra parte hay que reconocerle a la idoneidad y la vocación de esos estudiosos. En este caso, al curioso mestizo de dos culturas, que es hincha de River y de los Mets (“que es más bien como Boca”), que dice “tipo” cada diez palabras y “quilombo” cada cincuenta. Healey es una prueba patente de la fertilidad del relato histórico, cuando se despega de los preconceptos y se sumerge gozoso en la investigación y la interpretación de los hechos. Por eso, la presente entrevista.
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