DIALOGOS • SUBNOTA › ¿POR QUE CARMEN BALCELLS?
› Por J. C.
En agosto va a cumplir 77 años; cuando cumplió 70, y se dijo que iba a retirarse, su amigo y autor Mario Vargas Llosa escribió que teníamos Carmen para rato. Conserva intacta la facultad de la memoria, que es el factor principal de su negocio, pero jamás contará secretos del mundo que ella creó. El silencio es su libro de estilo.
En su despacho hay una inscripción de puño y letra por Gabriel García Márquez en la que el Nobel colombiano declara que algún día él querría montar una agencia literaria, si tuviera un autor como él. Como se adivinó cuando dijo que iba a retirarse, Carmen Balcells no se retiró. Es de estirpe campesina, de Santa Fe de Segarra, en Lleida; la fortaleza con la que sigue tiene que ver con ese origen, con lo que aprendió de sus padres. Del mismo modo que monta una fiesta o manda flores o botellas para festejar los éxitos ajenos, pone en relación peras con manzanas para dar a luz muchas de esas utopías. Parafraseando a Augusto Monterroso, Carlos Fuentes suele decir que “cuando Cervantes apareció, Carmen Balcells ya estaba allí”. García Márquez les dice a los editores que lo quieren que para quedarse con él tendrían que comprar la agencia de Carmen Balcells. Regaló pianos, pájaros, palomas mensajeras, dinero... Una vez le hizo caso a su más celebrado autor vivo. Le preguntó a García Márquez: “¿Y qué quieres que te regale para tu cumpleaños?”. Y Gabo le respondió: “Tres mil dólares”. Y desde entonces, cuando la ocasión lo requiere –como ahora, cuando el autor colombiano llega a los 80–, Gabo recibe invariablemente esa cantidad simbólica de la mujer que (aparte del Nobel) le ha hecho “pobre con plata”, como dice el propio Gabo.
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