Mié 24.04.2002

DISCOS  › “MUCHAS FLORES”, UN MUY INTERESANTE DISCO DE ROSARIO

La madurez de una estrella

La hija de Lola Flores, protagonista del nuevo film de Pedro Almodóvar, acaba de publicar un CD producido por el argentino Cachorro López.

Rosario Flores nació famosa en una España que todavía no estaba en el Primer Mundo. Alguna vez fue una chica rica con tristeza, porque el dinero ayuda a la felicidad, pero no puede comprarla. La decisión de dedicar su vida a una carrera de cantante le fue tan complicada como inevitable: era hija de Lola Flores, La Faraona, una de las más grandes estrellas de la historia del espectáculo en España. En la década del ‘90, se convirtió ella misma en una figura central de una escena española renovada y ecléctica, en que artistas de todo calibre, de Joaquín Cortes a Ketama, demostraban que no había una sola forma, ni una forma definitiva, de relacionarse con el mundo cultural de la gitanía. Los puristas le tomaron un examen tras otro. Los espíritus más libres la escucharon con respeto. Pero cuando todo estaba más o menos en su lugar, como en un drama de Federico García Lorca contado por un juglar borracho, el drama vino a recordarle que las cosas pueden complicarse en cualquier momento: en una seguidilla fatal murieron La Faraona, su padre, El Pescaílla, inventor de “La rumba catalana” y su hermano del alma, Antonio, el maldito que de todo había abusado, menos del autocontrol. Rosario mordió juntos todos los polvos de la derrota anímica.
El tiempo cura dolores, y Muchas flores, el disco más maduro y centrado de su obra, parece uno de los disparadores de la segunda parte de la carrera de Rosario, que tiene 35 años. El estreno en la Argentina de la nueva película de Pedro Almodóvar, Hable con ella, que protagoniza, mostrará al público local que esta mujer que aprendió a bailar y cantar antes que a caminar es también una actriz interesantísima –tiene 11 films en su curriculum–, sólo que demasiado inquieta como para dedicarse sólo a transitar escenarios, decorados y sets. Esa falta de quietud es central para asomarse a su universo: se trata de una mentalidad formada en el flamenco que sumó a ese universo lleno de secretos la cultura rock en general y la música negra en particular. “Camarón de la Isla era un Dios, y eso todo el mundo lo acepta”, dice Rosario. “Pero también Prince es para mí un Dios, aunque muchos todavía no se hayan dado cuenta, por prejuicios.”
Cuando vino a la Argentina en el año de la reelección de Menem, Rosario estaba en el centro de un torbellino: su tercer disco, Siento, había vendido 400 mil copias en España y algunos de sus temas, como “Yo te daré”, “Estoy aquí” y “Puede ser” sonaban en las radios de todo el mundo hispanoparlante, mientras sus videos inundaban la colonia global, de la mano de MTV. Buenos Aires fue con ella una ciudad generosa, con lo que se cumplía la profecía de sus amigos españoles: llenó el Gran Rex, conoció una movida nocturna que hoy es recuerdo... y se enamoró de un argentino que sería poco después el padre de su hija, que ya está por cumplir seis años. La conexión argentina no es menor, en su nuevo CD: está producido por Cachorro Lopez, ex integrante de Los Abuelos de la Nada, convertido en uno de los pesos pesado del rubro, y contiene una versión de un tema más o menos nuevo de Andrés Calamaro, “Tuyo siempre”, incluido en la banda 4 del disco uno del megaproyecto El salmón. Además, hay dos canciones, “Agua y sal” y “Rosa y miel”, especialmente escritas para Rosario por el uruguayo afincado en Madrid Jorge Drexler, acaso la última gran novedad de calidad en el mundo de las canciones inteligentes en lengua castellana.
Rosario, que hizo también una breve carrera como modelo, rinde más a esta altura en la transmisión del dolor, en el cantar hondo, y en la melancolía, que en el paseo triunfal por las canciones para bailar en discotecas. No es que “Al son del tambor”, un homenaje a su padre, o “Meneíto”, estén mal, sino que son en cierto modo previsibles o en todo caso razonablemente fáciles. Si en cambio se comenzara el CD por “Déjame ver” –con el aporte conmovedor en violín de Bernardo Parilla –o “Como quieres que te quiera”, el resultado será diferente: estas parecen sus canciones necesarias, el punto central de su aporte. Las guitarras deRaimundo Amador, los Ketama y el criterio general de producción enmarcan un disco central para entender que el pop español es bastante más que Estopa.

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