Mié 01.06.2005

DISCOS  › UNA COLECCION RESCATA LOS DISCOS DE D’ARIENZO EN RCA

Vuelve el rey del compás

Los quince álbumes, remasterizados, permiten rastrear la historia del popular director de orquesta, entre 1935 y 1975.

Por K. M.

En el tango hubo muchos que se las arreglaron para marcar los compases a su manera, pero un solo Rey del compás. Además de violinista y director, Juan D’Arienzo fue el responsable de extender el tango al gusto masivo, de sacarlo de los estudios de las radios y llevarlo al centro mismo de los bailes en los clubes barriales. Fue en 1935, cuando su orquesta recibió al pianista Rodolfo Biagi, otro con apodo prometedor: “El manos brujas del teclado”. El estilo pegadizo y popular de D’Arienzo –ese del que muchos tangueros estudiosos reniegan– hizo que su nombre permaneciese como uno de los destacados en la historia del tango. Bailarines y bailarinas de tango, atentos: Sony-BMG lanzó la colección Homenaje a Juan D’Arienzo, con quince discos remasterizados que recorren la historia del popular director de orquesta, entre 1935 y 1975, grabados originalmente en la RCA Victor (aquella del perrito frente al gramófono). Bailarines y bailarinas de tango, ¡a bailar!
La edición incluye títulos como De pura cepa, Meta fierro, El Rey del Compás, Corrientes y Esmeralda, Bien pulenta y Mucho mucho, y abarca un total de 310 temas, entre los que están, por supuesto, los clásicos del repertorio de D’Arienzo como Yunta brava, Milonga del recuerdo o Flor de mal. Aquellos que D’Arienzo pedía que fueran interpretados con una impecable y estricta marcación del compás, acelerando cada vez más los tiempos del género. Ese secreto con el que logró poner su nombre a un estilo, que rápidamente prendió en los bailes y en otras orquestas, que comenzaron a copiarlo y repetirlo, por decisión propia o por indicación de los distintos empresarios tangueros.
Cada uno de los CD está acompañado por un texto de Carlos Puente, donde se contextualiza la etapa que estaba atravesando la orquesta de D’Arienzo en ese momento, los solistas y cantores que lo acompañaban, los cabarets y radios en las que presentaban esos temas, las películas en las que también aparecía la orquesta, las circunstancias en que fueron grabados los temas. Y está, por supuesto, la historia del apodo de D’Arienzo, que aquí también da nombre a un disco de la colección. Ocurrió que el Príncipe Cubano, autor del tema en cuestión, lo utilizaba para presentar a D’Arienzo en sus actuaciones en el mítico Chantecler: “... y ahora, con ustedes... ¡El rey del compás!
Como sucede siempre que se recorre una obra, no todo es de la misma calidad, ni es recordado, con la distancia que da el tiempo, de la misma forma. Como señala el estudioso del tango José Gobello, en su estilo florido, en la página web de Todo Tango: “Ignoro si el mérito de D’Arienzo consistió inicialmente en sugerir, en proyectar o en dejar hacer. Tampoco vale la pena demorarse en denigrar las concesiones lamentables que el maestro hizo a la chabacanería, en composiciones tan ordinarias como El tarta o El hipo. Mejor olvidar todo eso. En todo caso, esa chabacanería algún paralelismo guardaba con el tono original del tango, con la impronta plebeya que los compadritos pusieron al tango en las academias, en los cafés de camareras, en los bailes del Politeama y del Skating Ring”.

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