Jue 10.04.2008

ECONOMíA  › VENEZUELA ANUNCIO LA NACIONALIZACION DE SIDOR, DEL GRUPO TECHINT

El que a hierro mata, a hierro muere

La conflictiva relación entre Hugo Chávez y Paolo Rocca, por las conductas monopólicas de la firma siderúrgica, explotó al final por una lucha sindical. En una jugada desesperada, Rocca le ofreció a Chávez otorgar un aumento salarial del 130 por ciento.

› Por Raúl Dellatorre

El gobierno venezolano anunció ayer la renacionalización de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), empresa controlada por Techint, luego de un prolongado conflicto sindical, varios choques políticos y un mes de infructuosas negociaciones. El gobierno “tomó la decisión de asumir el control de Sidor en función de proteger y garantizar los derechos y beneficios de los trabajadores, ya que estaban siendo explotados y subpagados por la directivas de Ternium”, informó el vicepresidente de la República, Ramón Carrizales. Ternium es la empresa madre del grupo Techint en sus inversiones internacionales. Paolo Rocca, titular del grupo, le dirigió una carta personal al presidente Hugo Chávez pidiéndole “su intervención, para encontrar una solución constructiva para nuestros países y para la empresa” y ofreciendo, por su intermedio, otorgar un aumento salarial del 130 (ciento treinta) por ciento para tentar una salida negociada.

El conflicto, que en esta etapa se tornó sindical, reconoce sus antecedentes en el disgusto del gobierno de Chávez por los precios que la firma vinculada a Techint cobra al mercado interno por la materia prima e insumos que vende. Carrizales fue el encargado de anunciar la decisión del Ejecutivo bolivariano a los dirigentes del Sindicato Unico de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Similares (Sutiss) y a los directivos de la empresa, informando que el ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, estará a cargo de negociar los términos del traspaso de la empresa.

En Buenos Aires, la acción de Siderar (empresa local del grupo) comenzó la jornada en la Bolsa liderando las bajas, con una caída superior al 4 por ciento en los primeros minutos de operaciones. Un comunicado de Ternium anunciaba, pocos minutos después, que no había “recibido aún ninguna notificación formal” respecto de “la intención del gobierno venezolano de nacionalizar Sidor”.

La decisión fue celebrada por los trabajadores de Sidor. José Meléndez, miembro de la conducción de Sutiss, expresó “la alegría y el momento de júbilo que sentimos; ha sido un paso importante e histórico, pues nos estamos quitando 10 años de esclavitud e imposiciones de una transnacional que estaba empobreciendo el aparato productivo”.

Sidor es la mayor siderúrgica de Venezuela y de toda la región andina. Está ubicada a la entrada de la ciudad de Puerto Ordaz, sobre el margen derecho del río Orinoco, en un sitio estratégico por la salida al Atlántico que le ofrece esta vía navegable y por la cercanía a los yacimientos petroleros y a las minas de extracción de hierro. Ternium posee el 60 por ciento de las acciones de Sidor, 20 por ciento pertenece al Estado venezolano y el restante 20 por ciento a los trabajadores.

Aunque el gobierno venezolano atribuyó la ruptura al conflicto irresuelto con los empleados de la firma, el enfrentamiento entre Chávez y la firma de los Rocca se remonta a varios años atrás. Sidor nació como empresa estatal, pero fue privatizada en 1997, dos años antes de la llegada de Chávez al gobierno. En el 2003, Techint forma Ternium, a través de la cual adquiere la mexicana Hylsamex y la venezolana Sidor. Siderar, la firma del grupo en Argentina, pasa a formar parte del mismo conglomerado.

Ya desde antes, Sidor constituía un monopolio siderúrgico en Venezuela que contaba con diversas formas de subsidios y beneficios estatales. Le compra el mineral de hierro a la estatal Ferrominera del Orinoco, utiliza energía estatal y, según denunció ayer el vicepresidente Carrizales, “se llevan de aquí el hierro para venderlo a precios internacionales. le dan valor agregado y luego lo venden también al país a altos precios, cuando la producción inicial de esto se hizo aquí con los trabajadores subpagados y la electricidad y materia prima subsidiada”.

Varias veces Chávez había amenazado a la empresa con nacionalizarla si no bajaba los precios que le cobra a la industria de la construcción y a las metalúrgicas por las láminas planas de acero, hierro en barra y otros productos férreos semiterminados que les provee. Incluso, una de estas crisis motivó la intervención del presidente argentino Néstor Kirchner para acercar a Rocca y al mandatario venezolano. Pero esta vez no hubo consultas. El vencimiento del contrato colectivo de trabajo hace ya más de un año y el fracaso de las negociaciones resultó el detonante.

En un último intento por reencarrilar las relaciones, Paolo Rocca, cabeza del grupo Techint, le envió una carta personal a Hugo Chávez pidiéndole su intervención. Y ofrece otorgar un aumento salarial del 130 por ciento, “mejorando sustancialmente la última propuesta presentada en el ámbito de la mediación en el Ministerio de Trabajo”.

Agrega Rocca, “avanzamos esta propuesta para hacer posible un acuerdo, a pesar de las limitaciones financieras de Sidor, por los importantes aumentos en el costo de la materia prima, y por el compromiso con la industria nacional en mantener los precios de los productos planos y largos por debajo de los precios internacionales”.

Recurre, finalmente, a uno de los sentimientos más caros del ideario bolivariano: la integración regional. “Lo hacemos porque sentimos la importancia de sostener un proyecto industrial integrado, en el cual Venezuela, Argentina, Brasil trabajen juntos, para promover el desarrollo de la cadena de valor siderúrgica del Mercosur”, afirma Rocca en su última jugada, la carta final que arrojó para tratar de no perder Sidor.

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