ECONOMíA › EN LA CASA ROSADA TOMARON MAL LA DECISION
› Por Fernando Cibeira
Era difícil recordar un nivel de enojo como el que existía ayer en la Casa Rosada con Hugo Chávez. Lo que más desconcertaba era que el venezolano hubiera tomado la decisión de nacionalizar la siderúrgica Sidor de madrugada y sin previo aviso. Ayer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner conversó telefónicamente con Chávez para transmitirle su malestar y recibió explicaciones de por qué tomó la resolución de un momento para el otro, una reacción en caliente porque la empresa se retiró de la mesa de negociaciones con los sindicalistas. Con todo, ni ella ni Néstor Kirchner ni quienes manejan la relación con Venezuela en la Cancillería podían entender la movida de Chávez. Anoche en Gobierno analizaban cómo reaccionar.
El conflicto de Sidor con los sindicatos y con el gobierno de Venezuela venía de larga data. Pero en la creencia de la Casa Rosada estaba “estabilizado” en una negociación que cada tanto era monitoreada desde aquí. Sin ser de los empresarios más cercanos, el titular de Techint, Paolo Rocca, siempre mantuvo una buena relación con los Kirchner que especialmente habían buscado ayudarlo con este problema.
Por eso el desconcierto por la decisión inconsulta, sobre todo si se tiene en cuenta el tono de la relación bilateral, una de las más fluidas que mantiene la Argentina en política exterior.
“Es increíble que haga esto con todo lo que nos estamos moviendo para que Venezuela ingrese al Mercosur”, se quejaba un funcionario de la Cancillería que trabaja en los temas de la región. Venezuela aún no consiguió el aval de los Congresos de Brasil y de Paraguay para entrar al bloque y el gobierno argentino mantiene un lobby activo sobre el tema.
La decisión tomada de madrugada se conoció ayer a las 6 de la mañana y fue motivo de discusión temprano en el Palacio San Martín. Con todo, prefirieron no hacer ninguna comunicación oficial al respecto. Curiosamente, el último comunicado firmado por el canciller Jorge Taiana había sido para desmentir que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, le hubiera pedido a Cristina Kirchner en París que trabajara para “contener” a Chávez. Quedó en evidencia que, puesto en marcha, al venezolano no hay quien lo contenga.
En la Casa Rosada el clima era parecido. Kirchner ya había sufrido algún desencanto con Chávez durante el fin de año cuando viajó a Venezuela y a Colombia para un operativo de liberación de rehenes de las FARC que terminó frustrándose. En la selva, hubo quienes escucharon al ex presidente quejarse por el nivel de improvisación que veía en Chávez y su entorno. Sin embargo, ni en esas circunstancias a Kirchner se le escapó alguna declaración contra Chávez, a quien tiene en estima por su confiabilidad. “Cuando lo necesitamos siempre estuvo”, suele decir. No era en esos términos precisamente en los que se hablaba de él anoche en la Casa Rosada en la reunión de la que participaban la Presidenta y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para analizar el problema.
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