ECONOMíA › LOS MERCADOS REFLEJARON EL CLIMA DE TENSIóN POLíTICA
La bolsa cerró en rojo, los bonos continúan cayendo y el dólar subió a 3,21. De la mano de las tensiones políticas, la especulación en la plaza financiera local está a todo motor. El mercado, que hasta ahora había probado ser “inmune” a la explosión de la burbuja inmobiliaria y la cada vez más cercana recesión en Estados Unidos, comenzó a impacientarse. Embargos internacionales sobre los bonos argentinos, la continuidad del conflicto con el campo, rumores de recambio en el gabinete que alcanzan al ministro de Economía y mayores expectativas inflacionarias generan “nerviosismo” en los inversores, que se desprenden de sus papeles en busca de liquidez.
Sensibles a cualquier rumor, los principales títulos públicos cayeron: los bonos Discount en dólares perdieron 7,4 por ciento, mientras que los nominados en pesos terminaron 1,9 por ciento abajo; el Par cedió 4,2 y los bonos de deuda vinculados al crecimiento del PIB se recuperaron hacia el final de la jornada y perdieron solamente 0,5 por ciento. La caída en las cotizaciones de los papeles de deuda argentina están siendo afectados no sólo por la incertidumbre política que genera para los operadores la posibilidad de que vuelva el lockout rural o que el Gobierno aplique la Ley de Abastecimiento, sino también el temor de que a fin de mes el juez de Nueva York que congeló bonos argentinos con un valor nominal de 17 mil millones de dólares permita su embargo.
Desde la city, operadores y viejos gurúes reclaman al Gobierno que solucione el conflicto con el campo para llevar calma y certezas a los mercados. Recurriendo a recetas que ya probaron su ineficiencia, proponen recortar el gasto público para controlar la inflación y propugnan una apreciación en el tipo de cambio. Para algunos analistas ya es posible hablar de una nueva banda para la divisa, que ayer volvió a subir, llegando a los 3,21 pesos, y en algunas agencias llegó a superar esa cotización. Por otro lado, algunos operadores consideran que el Banco Central no está dando las señales suficientes del destino que tendrá el dólar.
Esta vez ni las empresas petroleras, estrellas de las últimas semanas, pudieron evitar que la bolsa porteña bajara 2,5 por ciento. La caída estuvo guiada por los títulos del sector financiero, que también sufrió por la debilidad de los bonos. Además, algunos bancos comenzaron a subir sus tasas de interés para créditos hipotecarios, reflejando así sus mayores expectativas inflacionarias. Para estar a la altura de los principales mercados del mundo, la city porteña se está llenando de especulación. Mientras que en Europa y Estados Unidos esta situación se puede vislumbrar en la apreciación del euro y el movimiento en el precio de los commodities –principalmente del petróleo–, en Buenos Aires las estrellas de la especulación y la incertidumbre son los bonos y, lentamente, el dólar.
Alrededor del mundo las principales bolsas cerraron con bajas, la moneda europea superó el techo de 1,60 dólar –aunque muchos economistas lo consideraban infranqueable– y el barril de petróleo está cada vez más cerca de los 120 dólares. La OPEP hasta ahora había rechazado las presiones de los principales países consumidores para que aumente sus cuotas de extracción para aliviar los precios, argumentando que el elevado valor del crudo se debe a razones que escapan su control. Sin embargo, ayer la organización encontró la forma de dejar a todos contentos y comunicó que prevé aumentar la producción en cinco millones de barriles diarios para el año 2012.
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